Severino García Vigón se muestra satisfecho por el acuerdo de concertación social (ACEBA) alcanzado por la Fade con el Principado y las centrales sindicales de UGT y CC.OO. Como el resto de las partes reconoce que ha tenido que ceder en algún aspecto para poder llegar al pacto. A cambio, la Fade ha logrado introducir alguna novedad en el ACEBA que no estaba en el anterior acuerdo (ADECE), como la realización de un estudio sobre el absentismo laboral, una auténtica lacra que lastra la productividad del sistema y hunde sus raíces en la cultura de empresa pública asturiana. Un dato. Hace tres o cuatro años, las redes públicas de la sanidad y la educación en nuestra región habían tenido una media de 23 días de absentismo al año por trabajador. La lucha contra el absentismo laboral no es una tarea sencilla, como lo demuestra cualquier estudio comparado. Pongamos otro ejemplo. En Suecia, la media anual de absentismo laboral se encuentra por encima de los 20 días. La defensa del Estado del Bienestar debería hacerse sobre la base de criticar los excesos que se producen bajo la disculpa de esgrimir un derecho.
El presidente de la Fade considera que el rechazo a los presupuestos del Principado o las trabas parlamentarias que puedan surgir para financiar el ACEBA se deben a la cercanía de las elecciones generales. Aunque la época preelectoral no es buena para los acuerdos, me parece un cálculo muy optimista pensar que las dificultades del Gobierno de Areces con el PP e IU se deben a la proximidad de los comicios. Si así fuera no habría de qué preocuparse: después del nueve de marzo brotaría el consenso.
En Asturias siempre hubo un déficit de la cultura de pacto político. Hasta el año 2003 nunca se había formado un gobierno de coalición, pese a que en la mayor parte de las legislaturas ningún partido gozó de mayoría absoluta. Es un hecho que un día merece ser analizado en profundidad, porque en territorios con fuertes enfrentamientos y ásperos debates políticos los gobiernos de varios partidos son frecuentes: País Vasco, Israel, Italia. A la Fade, como a las centrales sindicales, les toca dar un paso al frente para que el Parlamento no sea un obstáculo para gobernar. La concertación social no sirve sin acuerdo político.