En declaraciones a Canal 10, Jaime Rabanal abordó la candente cuestión de la financiación territorial. El consejero de Economía del Principado relativizó la influencia del incremento de la población, fruto de la inmigración, sobre las cuentas del sistema, porque los inmigrantes no son sólo fuente de gasto (educación, sanidad, servicios sociales), sino que son también la causa de un mayor ingreso de las administraciones al pagar impuestos (IVA, IRPF, etcétera). Frente a la tesis de Cataluña, que busca hacer girar la revisión del modelo de financiación sobre el crecimiento de la población, el Principado pone el acento en el envejecimiento, la orografía y la dispersión. Jaime Rabanal es partidario de someter el modelo de financiación autonómica a revisiones anuales. Aquí pasamos de un extremo al otro. En la última revisión del modelo, realizada por el Gobierno de Aznar, se adoptó un sistema “para siempre”, y como casi todo lo que es para siempre terminó siendo para unos pocos años. Ahora se proponen revisiones anuales, pero éstas sólo funcionarán si se trata de pequeñas correcciones de carácter automático. Es ilusorio imaginar que funcione un sistema sometido a negociaciones anuales con todos los consejeros de Economía sentados alrededor de una mesa con el Gobierno.
Jaime Rabanal reconoció el problema de financiación municipal, aunque puso en manos de la Administración central la corrección del déficit. Según el consejero de Economía las comunidades autónomas carecen de fondos para cederlos a los ayuntamientos. Este es el meollo de la negociación con las administraciones territoriales: todo el sistema debe girar sobre el trasvase de recursos del Estado a los entes de inferior rango. Una entrega de ingresos que no encuentra correspondencia a la hora del gasto, porque la ligereza con que se consumieron recursos en ayuntamientos y comunidades autónomas es asombrosa. Al final, para los agujeros siempre está el remedio del Estado.
En otro orden de cosas, Rabanal reconoció que se puede gobernar, sin problemas, toda la legislatura por el modelo de prórrogas presupuestarias y créditos extraordinarios. Es evidente que a una oposición tan débil (PP e IU) no le conviene acortar la legislatura.