El asesinato del empresario Ignacio Uría Mendizábal reactiva un antiguo frente de ETA, cuando seleccionaba a sus víctimas relacionándolas con supuestas causas sociales. La constructora de Uría Mendizábal es adjudicataria de la ‘Y’ vasca, un proyecto muy apreciado por el Gobierno de Vitoria porque supone quedar integrado en la red de alta velocidad que malla los territorios español y francés, con el detalle añadido de estar financiada íntegramente por el Gobierno de Zapatero, lo que supone más de 5.000 millones de euros de inversión gratis, porque no computan en la contabilidad del cupo.
La banda terrorista se ha declarado opuesta al proyecto por fingidos intereses medioambientales y en ambientes del mundo radical vasco se lleva a cabo una campaña pidiendo «destrucción contra el ferrocarril que destruye Euskal Herria». Una propuesta delirante, frontalmente contraria al progreso, que movería a risa si no estuviera acompañada de atentados contra las empresas que trabajan en la alta velocidad. Ayer, esa campaña ha dado un salto cualitativo al asesinar a un empresario septuagenario que cometía el delito de dar trabajo a 350 personas realizando una infraestructura de transporte idéntica a las que se construyen en todo el mundo.
El tren de alta velocidad divide a la clase política en dos; de un lado, están todos los partidos, con el PNV entre ellos, y del otro, se encuentran ETA y sus adláteres. Se reproduce el mismo guión que se dio hace más de 25 años con la central nuclear de Lemoniz, y más recientemente con la autovía de Leizarán. La diferencia estriba en que el tiempo no pasa en balde y asesinar a Uría Mendizábal, ahora, es muy distinto a asesinar al ingeniero Ryan Estrada, en la época de los ‘años del plomo’. En un lugar como Azpeitia, con alcalde de ANV (¿No hay forma de quitarle la alcaldía a un indigno que se niega a condenar el atentado?), lo que está en juego es un avance decisivo en la deslegitimación de la banda.
Si en el corazón de Guipúzcoa la gente rechaza masivamente a ETA, el avance para la lucha antiterrorista será parecido a la detención de un comando. Cuatro asesinatos en el año 2008: un ex concejal socialista, un guardia civil, un militar y un empresario; si se suma el PNV activamente al combate contra ETA, el final de la pesadilla estará próximo.