Para valorar el proyecto de presupuestos de 2009 comparecieron en el Parlamento Alberto González y Daniel García, en nombre del empresariado (Fade) y los constructores (CAC), respectivamente. Ambos dirigentes criticaron la escasa cuantía de las inversiones y el excesivo gasto corriente, a la vez que coincidieron en demandar un descenso de las cargas fiscales.
Para aprobar los presupuestos son preceptivas las comparecencias de miembros de las más diversas instituciones que dan la opinión de los colectivos que representan. Aportan visiones parciales, pero interesantes, ya que sus organizaciones tienen un peso indudable en la vida regional. Las valoraciones de Alberto González y Daniel García coinciden con los intereses clásicos del empresariado, que desea la mayor inversión posible en las cuentas regionales, porque gran parte de la actividad privada depende de licitaciones y contrataciones del Principado. La crítica al gasto corriente es otro elemento común en los discursos del empresariado, ya que todo lo que vaya en las partidas del gasto corriente no podrá ser destinado a inversión, e impide el descenso de los impuestos. Un discurso tan coherente como conocido.
En los presupuestos de 2009 hay 1.265 millones de euros destinados a inversión, lo que supone un incremento de un 13% sobre el anterior presupuesto, mientras que el conjunto de las cuentas regionales sólo aumenta en un 7,6%. Siempre se puede dedicar algo más a inversión, pero la cantidad citada supone un esfuerzo muy importante. El gasto corriente presenta una rigidez a la baja en todas las administraciones, aunque es cierto que en algunos capítulos podría contenerse más. Por ejemplo, en Madrid, Cataluña o Andalucía, el gasto sanitario crece un 2,5%, mientras que en Asturias sube un 7,4%. Ahora bien, el gasto corriente acompaña a las inversiones en equipamientos deportivos, educativos o sociales, y supongo que los empresarios querrán construir piscinas, colegios o residencias de la tercera edad. Unas cosas van ligadas a otras. Alberto González y Daniel García consideraron muy optimista la previsión de recaudación fiscal, con un aumento de 50 millones de euros por IRPF. Y tienen toda la razón. Así que el presupuesto puede ser positivo para todos, pero tiene algo de milagroso si se cumple.