Las entrevistas de Zapatero con Vicente Herrera, presidente de Castilla y León, y con Marcelino Iglesias, presidente de Aragón, han servido para que conozcamos un nuevo naipe de la baraja de fondos que anidan en el modelo de financiación que propone el Gobierno. Los dos mandatarios autonómicos han explicado que existe un fondo para las comunidades con problemas de demografía. Como Asturias es la región con la natalidad más baja y la segunda más envejecida, tras Castilla y León, debe ser una beneficiaria objetiva de esa nueva bolsa de dinero, como ha señalado Marcelino Iglesias.
Juan Vicente Herrera ha aclarado que la bolsa por razones demográficas forma parte del fondo de convergencia y que las regiones afectadas por otros apartados de la convergencia (competitividad y cooperación) no pueden recibir financiación por razones demográficas. Asturias, según las explicaciones de Juan Vicente Herrera, entraría ahora en la nueva bolsa de dinero al ser la comunidad que tiene más dificultades para mantener el volumen de población. A todo esto, en el Principado no existe constancia de la existencia del nuevo fondo por problemas demográficos o por problemas de población (no existe, todavía, un rótulo oficial para denominar el nuevo dispendio de recursos públicos).
Ya era conocido que al modelo de financiación de Zapatero le faltaban las cifras; ahora sabemos que le crecen los fondos según avanza la ronda negociadora con los presidentes autonómicos. Desde que Touriño sacó a relucir el bilingüismo, para que entre todos le paguemos la academia de “galego”, todos los presidentes autonómicos han encontrado una razón para recibir recursos extraordinarios del sistema de financiación que se costea con el dinero del Gobierno. A estas alturas hablar de fondo de convergencia es una imprecisión, porque habría que hablar, más bien, de un fondo de rasgos diferenciales, con el que se prima cualquier originalidad.
La negociación del modelo de financiación ha pasado de la bilateralidad a la multilateralidad a la carta, para que cada líder autonómico escoja un menú del gusto de su paladar. Por eso ningún presidente ha descalificado el modelo, aunque todos tienen dudas sobre la capacidad de dotar con recursos apreciables tan amplio abanico de fondos.