El Ministerio de Economía ha confirmado que el Principado de Asturias puede acogerse a los beneficios del fondo de población habilitado por el Gobierno dentro del sistema de financiación autonómica. Según el ministro Solbes, Asturias y Castilla y León son las dos comunidades idóneas para recibir financiación de ese fondo, al que tal vez puedan acogerse también otras regiones, como Aragón o Cantabria. El caso de Asturias se explica fácilmente, ya que es la comunidad que tiene una población más estancada en las últimas décadas, siendo frecuentes los años en que se llegó a perder habitantes. Un comportamiento atípico dentro de un país que en los últimos nueve años ganó seis millones de población. Somos la región con la natalidad más baja y la segunda más envejecida de España.

Los problemas demográficos no se remedian con más dinero, pero ese plus de financiación puede paliar el escaso desarrollo regional, que se refleja en ser la comunidad con un valor añadido bruto más bajo de la última década. Pese a recibir inversiones del Estado por encima de nuestra aportación al Producto Interior Bruto nacional y superiores a las que nos corresponden por población, seguimos en el furgón de cola del crecimiento regional. Es más, parte del nivel de vida de los asturianos es un tanto ficticio porque no procede del trabajo realizado, sino de las prejubilaciones, una transferencia de dinero que se hace desde fuera de Asturias a personas que están en edad laboral. Como ese flujo de recursos tiene fecha de caducidad, nos veremos abocados a perder capacidad de consumo y de ahorro a medio plazo.

El débil pulso demográfico y la capacidad de crecimiento económico no es algo que pueda invertirse de la noche a la mañana. Desde que empezó la etapa democrática, la estructura productiva de la región se ha modernizado mucho, pero aún estamos por debajo del resto. Guste o disguste, seguimos siendo una región-problema. Pueden intentarse otras estrategias de desarrollo y se debe romper con algunos prejuicios que lastran el avance del territorio, pero de lo que no cabe duda es de que necesitamos al Estado. El futuro de nuestra comunidad pasa por el mantenimiento de un Estado fuerte, con capacidad para reequilibrar las diferencias territoriales. De poco nos va a servir acogernos al fondo de población si se debilita el Estado.