La Generalitat ha contestado a la propuesta de financiación presentada por el Gobierno con críticas sobre la estructura del modelo y puntualizaciones sobre la forma de costear los servicios. El Gobierno de Cataluña reconoce avances en el documento remitido por el Ministerio de Economía, pero cree que son insuficientes. Las opiniones de la Generalitat chocan frontalmente con los intereses asturianos. Veamos. Para empezar, los catalanes dicen que hay demasiados fondos en el nuevo sistema, lo que es cierto, ya que en plenas Navidades, bajo la denominación de ‘fondo de convergencia’, han sido diseñados tres subfondos: competitividad (para los ricos), cooperación y población. No obstante, el rechazo de la Generalitat a la profusión de fondos admite matices, porque consideran que la partida de dinero para mejorar la competitividad es necesaria, y que debería crecer en mayor medida que el resto de las variables contenidas en el modelo. Sin embargo, el dinero destinado a población y cooperación está injustificado, porque para propiciar el desarrollo de las regiones atrasadas ya existe, en la Constitución, el Fondo de Compensación Interterritorial (FCI). Las partidas de la convergencia que benefician a los ricos deben ampliarse, pero las que atienden a las comunidades pobres tienen que ser eliminadas.
El FCI está dotado con poco más de mil millones de euros, así que no serviría para mucho. En caso de darle una mayor capacidad a ese fondo sería interesante saber si las principales comunidades autónomas están dispuestas a ayudar al Estado. En cualquier caso, el Fondo de Compensación Interterritorial no está incluido en el sistema de financiación, así que si resulta inconveniente dar dinero para los fondos de cooperación y población tampoco hay razones para destinar recursos hacia la competitividad.
La Generalitat pide que se garantice la financiación de los servicios básicos (sanidad, educación y servicios sociales), pero del resto debe responder cada región con sus tributos. Visto en perspectiva, los planteamientos de los catalanes hacia el resto de regiones no superan en compromiso al que ha tenido Alemania, durante muchos años, con los llamados ‘países de la cohesión’ (Irlanda, Portugal, Grecia y España).