El antiguo sector crítico del PP, que cristalizó en el congreso regional en torno a Juan Morales, ha vuelto a reunirse para responder al intento de Ovidio Sánchez de intervenir en varias juntas locales. La iniciativa de la dirección regional del PP no tiene precedentes, al actuar en siete organizaciones municipales simultáneamente, valiéndose para ello de disculpas como la falta de censos actualizados de militantes, el atraso en el pago de cuotas o los malos resultados en las urnas. Colocar a diversos miembros de la dirección al frente de esas organizaciones es una actuación insólita, que aún puede adquirir mayores proporciones si Sánchez cumple su plan de intervenir en dos o tres concejos más.

Hace apenas tres meses, el sector crítico salía del congreso con la cabeza bien alta, al lograr el voto del 38% de los delegados, tras sortear una cadena de obstáculos, como ocurre siempre en los partidos cuando se presenta una candidatura enfrentada al aparato. Terminado el congreso, cada uno se fue para su casa y el equipo dirigente encontró el terreno libre para actuar. Para hacer política es muy distinto contar con despachos, teléfonos y coches oficiales que hacer todas las gestiones de forma privada, pagando las facturas como si fuesen un gasto más de la economía familiar. El sector crítico del PP quedó desactivado y falto de un horizonte político, dejando a los militantes y a las organizaciones municipales sin un contrapeso. Este es el punto inicial del análisis, y a partir de aquí cabe entrar a valorar los atrasos en cuotas o los censos de militantes ficticios. La mala gestión de organizaciones municipales no es una novedad en el PP asturiano, pero sólo ahora se ha tomado una medida tan drástica como la ubicación de esas juntas locales bajo la batuta de Ovidio Sánchez.

Si el sector crítico logra sacar cabeza, la situación para el equipo de Sánchez no será muy agradable, porque lo último que le interesa a Mariano Rajoy es recibir malas noticias desde Asturias. Entre el interés de la Fiscalía por Valencia, el carajal de Madrid y los malos augurios de Galicia y el País Vasco, la cuota de los sinsabores está cubierta. Ovidio Sánchez deberá justificar públicamente el nuevo estilo intervencionista.