A propuesta de Ricardo Costa, el Comité Ejecutivo Regional del PP valenciano ha acordado la formación de una comisión de investigación para auditar las cuentas del partido. La responsabilidad de formar esa comisión se traslada a Rajoy. Mientras dure la fiscalización de las cuentas Ricardo Costa se apartara de la Secretaría General. Francisco Camps ha aceptado el plan de Ricardo Costa y reconoció que a la organización valenciana la tensaban mucho desde fuera. Según Camps, para ganar las elecciones hay que mantener la unidad sin fisuras.

Ricardo Costa ha ganado la primera batalla interna por el caso Gürtel, pese a que Rajoy y Camps habían consensuado su depuración. Hay que reconocerle coraje al dirigente valenciano para rebelarse contra los dictados de Rajoy y Camps, cuando toda España estaba escandalizada por los diálogos horteras que había mantenido con los dirigentes de la trama corrupta. En vez de deprimirse, optó por dar la cara. También debe admitirse que Costa actuó con inteligencia, porque su defensa estuvo basada en tres puntos: negar radicalmente cualquier protagonismo en las adjudicaciones del Gobierno valenciano; recordar que no dirigió las campañas electorales en las que participaron los cabecillas de la trama Gürtel; y recalcar que se limitó a ejecutar indicaciones de sus superiores. Tres puntos que se resumen en uno: de haber ilegalidades, corresponden todas a Camps o a la dirección nacional del PP.

La solución acordada por el Comité Ejecutivo Regional del PP puede ser válida para Camps, porque coincide con lo que siempre había defendido: los jueces han rechazado las iniciativas legales contra los dirigentes del PP valenciano, así que huelga tomar medidas internas. Además, mantener a Ricardo Costa en activo supone crear un cortafuego que le protege contra las llamas. Sin embargo, la solución acordada es una bofetada para Mariano Rajoy, que había exigido la depuración de responsabilidades. El problema para Rajoy no estriba, ahora, en el poder destructor de la trama Gürtel, de la que nadie asume nada excepto en la Comunidad de Madrid donde se ha apartado a los cargos públicos vinculados a la trama. Lo que está ahora en juego es mucho más grave: la autoridad de Rajoy para dirigir el partido. Costa acaba de sentar un precedente. Conflicto a la vista.