La dirección regional de Ovidio Sánchez ha intervenido en diecisiete juntas locales del PP, sustituyendo a sus responsables por gestoras que están encabezadas por destacados miembros del aparato. Las razones que en su día dio el presidente del PP asturiano para llevar a cabo la intervención fueron muy amplias, al incluir desde un anómalo funcionamiento interno hasta sacar pobres resultados electorales, entendiendo este segundo supuesto de una forma generosa para no producir un relevo masivo de los responsables municipales: el PP no tiene en su poder ni la sexta parte de las alcaldías asturianas.
La actuación de la dirección regional ha creado malestar en las juntas locales, y los dirigentes relevados quieren propiciar un debate en el partido para provocar un cambio, un deseo que -según ellos- ya quedó plasmado en el último congreso regional, cuando la candidatura de Juan Morales rozó el 40% de los votos. Las juntas locales intervenidas coinciden con lo que hasta hace un año se denominaba como sector crítico del PP, un grupo de agraviados, escasamente homogéneo, unido en el objetivo de relevar a Ovidio Sánchez. Lo normal es que los liderazgos internos se diluciden en los congresos y el del PP asturiano se celebró hace menos de un año.
La situación en la que se encuentra la organización asturiana del PP es un tanto extraña. Ovidio Sánchez ha ganado el último congreso advirtiendo que no volvería a ser candidato a la presidencia del Principado. No hay visos de que la dirección del PP haya hecho ninguna gestión para buscar el relevo en el cartel electoral. El sector crítico se encuentra huérfano de liderazgo, porque Juan Morales ya ha dejado de ser militante del PP. Las juntas locales son sustituidas por gestoras que están gobernadas por dirigentes de la confianza de Ovidio Sánchez, aunque en muchos casos no viven en el municipio. Los diputados de la Junta General del Principado han optado por mantener un perfil bajo, reduciendo su estrategia opositora a pedir cuentas por los fondos mineros, denunciar los sobrecostes de las obras públicas, y demandar el cierre de los llamados, “chiringuitos socialistas”, en los que ven la causa del endeudamiento del Principado. Al margen del organigrama del PP y sin que tenga que ver con sus responsabilidades municipales, Gabino de Lorenzo lanza consignas y da órdenes.