La carta enviada por el secretario del comité nacional de derechos y garantías del PP, Carlos Argos, a Ovidio Sánchez, instándole abrir una investigación sobre la documentación de Álvarez-Cascos encontrada en un contenedor de basura, supone un respaldo inicial a la denuncia del ex ministro. Desde estas líneas habíamos comentado que había que estar muy atentos a lo que hiciera la dirección nacional del PP en el conflicto entre Álvarez-Cascos y Pilar Fernández Pardo, advirtiendo que en caso de no tomar ninguna medida, ya estaría la dirección nacional apoyando a una de las partes. Si la denuncia del ex ministro se dilucidase en la Agencia Española de Protección de Datos, sin que el PP se hiciera eco de la misma, el conflicto tomaría un curso administrativo o, eventualmente, judicial, pero sin repercusiones políticas directas. Tras la carta de Carlos Argos, la polémica dará paso a decisiones orgánicas.
Álvarez-Cascos obtiene el efecto buscado, la apertura de una investigación. El apoyo inicial es más acentuado por los juicios que contiene la carta de Carlos Argos. En el primer punto de la carta, el responsable del comité de derechos y garantías insta a investigar sobre otras desapariciones en los archivos del PP gijonés, dando tácitamente por entendido que los hechos relatados por Álvarez-Cascos son sólidos. En el segundo punto, Carlos Argos pide indagar sobre las personas que “hallan (la ortografía en el PP carece de derechos y garantías) consentido o ejecutado actos encaminados a hacer desaparecer los documentos”, descartando que los papeles del ex ministro fueran robados o extraviados. Solamente en el tercer punto de la carta establece Carlos Argos alguna cautela, al hablar de “depurar en su caso las responsabilidades que estatuaria y reglamentariamente sean pertinentes”.
El guardián de la ortodoxia dicta a Ovidio Sánchez el procedimiento a seguir, estando implícita en toda la misiva la credibilidad que otorga a la denuncia de Álvarez-Cascos. Pilar Fernández Pardo tenía un problema con la animadversión del ex ministro, pero a partir de ahora las preocupaciones se agrandan con la carta de Carlos Argos. La presidenta de la Junta Local del PP tendrá que buscar buenos argumentos para su defensa, sin que pueda apoyarse en los votos recibidos. La dirección nacional del PP oficializa el conflicto.