Esperanza Aguirre ha rectificado y acepta que Rodrigo Rato sea el presidente de Caja Madrid. Por su parte, Ruiz Gallardón anunció que retiraría el recurso que tenía paralizado el proceso de renovación de cargos, con lo que se allana el camino para que el político asturiano presida Caja Madrid. La batalla sobre el control de la institución financiera ha sido ganada por Mariano Rajoy que había propuesto a Rodrigo Rato como candidato; el alcalde de Madrid también logró su objetivo, al impedir que la presidenta del PP madrileño aupara a la presidencia a Ignacio González, su mano derecha. No hace falta decir que la perdedora, sin paliativos, es Esperanza Aguirre.
Si el PP no estuviera atravesado por conflictos internos la candidatura de Rodrigo Rato se hubiera impuesto automáticamente. Sin las pendencias internas no se entendería que la propia Comunidad Autónoma de Madrid hubiera propuesto a Ignacio González que tiene un perfil más cercano a dirigir una sucursal bancaria que a presidir la cuarta institución financiera de España. Al hacerse pública la disputa, no sólo salió dañada Esperanza Aguirre, sino que todas las partes implicadas sufrieron perjuicios. Para Rodrigo Rato fue muy incómodo que Esperanza Aguirre le negara su apoyo y optara por otro candidato. Para Mariano Rajoy tuvo un coste la participación en la disputa, porque es anómalo que el jefe nacional de un partido presente un candidato para presidir una caja y que utilice su jerarquía interna para imponerse a los responsables de la comunidad autónoma que tienen mayoría institucional en la entidad. Ruiz Gallardón tuvo que usar al vicealcalde, Manuel Cobo, para atacar a la presidenta madrileña, ganándose la enemistad de la gran mayoría de alcaldes de la Comunidad Autónoma de su región. Caja Madrid salió muy perjudicada de la batalla, porque no es de recibo que el gobierno de una institución financiera pase por la lucha en el interior de un partido.
El único aspecto positivo de la batalla es que Rodrigo Rato sea, al fin, presidente de la entidad. Ministro de Economía durante ocho años y director del Fondo Monetario Internacional tiene competencia sobrada para presidir cualquier caja. Buena parte de las cajas de ahorro tienen en su cúspide el principal déficit, al presidirlas gente ajena a las finanzas. Con Rodrigo Rato, la gestión gana.