La integración de Caja Castilla-La Mancha (CCM) en Cajastur se ha pactado con garantías para la entidad asturiana de no verse afectada por los números rojos de la caja adquirida. Los créditos y las participaciones industriales de CCM no serán transferidos al grupo de Cajastur y se contratará un seguro para prevenir posibles pérdidas derivadas de los activos de CCM. Las deudas y el saneamiento se realizarán a cargo de CCM. Integrar a una entidad que a finales del pasado mes de marzo estaba técnicamente quebrada, obliga a establecer cláusulas de salvaguarda, porque es posible que haya pérdidas en el balance que todavía no hayan aflorado.
El Banco de España es el más interesado en que salga bien la operación al ser la primera alianza de cajas realizada bajo las directrices del regulador. Cuando el Banco España creó el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) para impulsar la concentración de entidades de crédito, los gobiernos regionales iniciaron consultas con sus cajas de ahorro para fusionarlas y convertirlas en instituciones potentes con el dinero prestado por el Estado. Cualquier intento de propiciar una fusión entre cajas de distintas regiones quedó abortado, porque los presidentes autonómicos no aceptaron perder el poder que tienen en los consejos de administración de las cajas. El Banco de España siempre defendió la necesidad de afrontar el proceso de fusiones con racionalidad, de modo que se puedan integrar cajas de distintos territorios, pero ahí se levantó el veto autonómico. Elena Salgado, defendió el punto de vista del Banco de España, pero sin mucho éxito. La vicepresidenta económica carece de autoridad para mantener un pulso con los presidentes de Cataluña y Andalucía, que fueron los que más prisa se dieron en hacer alianzas de cajas dentro de su propia comunidad autónoma. A día de hoy están planteados procesos de integración en cajas de Andalucía, Cataluña, y Castilla y León y Galicia.
La integración de CCM en Cajastur es una excepción a la norma, así que aunque no sea una fusión de activos al cien por cien, tal como quería el Banco de España, se trata de una operación distinta a las dirigidas desde los gobiernos regionales. Los riesgos de la operación están muy acotados, porque el Banco de España no se puede permitir que la intervención en CCM dé paso a un fracaso de fusión.