El forcejeo de los socialistas e IU para aprobar el presupuesto se ha convertido en una lucha contra el reloj: se acaba el tiempo para que la Junta General del Principado pueda votarlo antes de finalizar el año.
El trabajo complejo de repartir recursos entre las distintas consejerías, ante la caída de ingresos, se ha reducido a dos objetivos: blindar a la Sanidad de la pérdida de ingresos fiscales y desplazar recursos de los distintos departamentos socialistas hacia la Consejería de Bienestar Social y Vivienda, por imperativos políticos. La Sanidad contará con la cobertura que tenía asignada para este ejercicio, más la cantidad añadida (101 millones) en verano, cuando se dieron cuenta que no les quedaba dinero en caja para pagar las nóminas del personal correspondientes al último trimestre. En resumen: para la Sanidad se reserva la misma cantidad de dinero que se va a gastar en este ejercicio. Como todos los años acaba la Consejería de Salud consumiendo más recursos que el año precedente, el Gobierno se verá abocado, a medio ejercicio, a detraer dinero de otras consejerías para enviárselo al Sespa. Es importante quedarse con este dato en la cabeza para entender el marasmo que va a ocurrir en el 2010. Luego volveremos a ello.
Recortes
IU ha puesto todos los huevos de la negociación en la consignación presupuestaria de la Consejería de Bienestar Social y Vivienda. La aplicación de la Ley de Dependencia y el aumento de las demandas de salario social, provocadas por la crisis, constituyen la base argumental de IU. El aumento de la cobertura del salario social no ofrece dudas. En cuanto al déficit presupuestario derivado de la aplicación de la Ley de Dependencia la principal responsabilidad es del Gobierno central, un hecho que fue resaltado hasta por los empresarios. La pretensión de aumentar el dinero destinado a atender las demandas de la Dependencia debe ser tamizada por otras consideraciones. En la actualidad hay equipamientos de la tercera edad que no han sido inaugurados, así que el programa de infraestructuras debe ser corregido.
El presidente Areces ya ha puesto sobre la mesa una disminución del 24% en el presupuesto de Infraestructuras, un 20% en Cultura y un 15% en Industria y Empleo, para aumentar los recursos de la Consejería de Bienestar Social y Vivienda. IU pretende arañar algunos millones más. A la realidad de las cifras hay que sumar la efectividad de los trucos, como poner pequeñas cantidades en proyectos de realización plurianual, dejando las principales cantidades para venideros ejercicios. Aún así, IU no podrá contar con todo el dinero que quería para gasto social. Por encima de estas consideraciones, IU necesita que de la lectura de las cifras se desprenda una victoria política en la negociación del presupuesto.
Datos reales
El Gobierno espera obtener 3.500 millones de ingresos fiscales. A petición de IU, el Principado asume el límite máximo de endeudamiento, que está en 651 millones de euros. De la suma de ambos conceptos se deduce que el Principado cuenta para todo el año con 4.151 millones. Pongamos que proceda a alguna ejecución de patrimonio, para concluir que si gasta por encima de los 4.200 millones de euros las facturas quedarán sin pagar.
IU ha logrado que crezca el presupuesto, frente al criterio del consejero de Economía, Jaime Rabanal, que pretendía rebajarlo en un 4%. La cantidad final rebasará los 4.394 millones del año 2009, pero sabiendo todos, Gobierno y oposición, que más de 200 millones quedarán sin gastar porque la despensa está vacía. Como decía el otro día un contertulio en Punto Radio, “para que el presupuesto se apruebe hace falta que no salgan las cuentas”. La política contra la contabilidad.
La situación va a ser más grave, aún, porque las desviaciones del gasto en la Consejería de Salud se compensaban otros años a costa del resto de consejerías; ahora ya no existe ese colchón, porque van a ver, inicialmente, recortados sus presupuestos. Cuando el ejercicio esté avanzado, el Gobierno tendrá que decidir entre dos caminos: degradar las prestaciones sanitarias, con menor contratación de personal, o paralizar la ejecución del resto de departamentos. La primera alternativa es muy dolorosa, con el gasto extra en la gripe A; la segunda conllevará tensiones en el seno del Gabinete.
En vez de negociar el gasto ajustado a los ingresos y a la deuda, se van a aprobar unas cifras irreales porque las exigencias de IU obligan a “pintar” un presupuesto. En el año 2010 se va a producir una gran desviación entre las cifras aprobadas y el presupuesto ejecutado.
Ante la próxima reunión de la dirección de IU para valorar la negociación presupuestaria, Jesús Iglesias lanzaba un mensaje envenenado: no se descarta ningún escenario. En caso de romper la negociación, la primera consecuencia sería la prórroga presupuestaria, que llevaría aparejada la salida de IU del Gobierno. El nuevo Ejecutivo quedaría a merced de la tormenta, vapuleado por la crisis y el Parlamento. La ruptura sería un regalo de Navidad para Ovidio Sánchez.
Aunque las posturas absurdas pueden triunfar, hay dos pequeños detalles a favor de la racionalidad. Los agentes sociales no quieren un presupuesto prorrogado. Y el más importante: el Plan A, que salvará de la penurias a los ayuntamientos. No creo que IU abandone a los sindicatos y a sus alcaldes.