El salario social tiene este año una cobertura presupuestaria de 27 millones de euros, dando satisfacción a 7.000 solicitantes, que con sus familias comprenden un total de 15.000 beneficiarios. La cantidad percibida guarda relación con las cargas familiares, que en el supuesto máximo alcanza los 748 euros mensuales, pero para llegar a esa cifra hace falta que formen una unidad de convivencia de seis personas.
Hay salario social en Asturias porque IU tuvo empeño en ello. La polémica sobre el salario social, como derecho objetivo o subjetivo, es más teórica que real, porque si un día no hay dinero se recorta la cuantía del mismo. Mucho más asentado está en la sociedad el derecho a cobrar una pensión, y si el sistema colapsa, la tercera edad quedará a la intemperie. Digo todo esto porque suponer que los condicionantes económicos se pueden doblegar a los postulados ideológicos o a los programas políticos es propio del pensamiento inmaduro. Es importante tener una actitud solidaria e igualitaria, pero los derechos sociales sólo se ejercen cuando hay un sistema económico fuerte y competitivo, en caso contrario el Estado sólo ofrece penuria disfrazada con retórica. Ahora pensaba en Cuba.
Los socialistas ven con preocupación el apalancamiento de los beneficiarios del salario social, renunciando a buscar trabajo. IU acepta que en el sistema haya prácticas picarescas, pero estima que es muy inferior a lo que dice el PSOE. Como los titulares del salario social son 7.000 personas, pueden estar controladas por personal de los servicios sociales y así se distingue el funcionamiento normal de la trampa.
En el asunto del salario social hay que tener algunas premisas muy claras. Al tratarse de una prestación perenne ofrece las mismas oportunidades que un sueldo muy bajo, con la ventaja de no tener que desarrollar un trabajo. Puede verse como una renta de reinserción social porque otorga una serie de ventajas que impiden a los beneficiarios caer en la marginalidad, pero no es un trampolín para incorporarse al mercado del trabajo. La filosofía del salario social está relacionada con la imagen que la propia sociedad tiene de sí misma. A partir de determinado nivel de riqueza, la sociedad dedica una parte de sus impuestos para erradicar la pobreza severa de las calles, aún a sabiendas de que está creando un “modus vivendi”.