Los dos socios del Gobierno regional han llegado, por fin, a un acuerdo sobre el presupuesto del Principado para el año 2010. Las cuentas regionales conocerán un incremento del 0,77%, sobre las de este año, hasta alcanzar los 4.428 millones. La última concesión de los socialistas para llegar al pacto tuvo que ver con las residencias de la tercera edad que se convertirán, según Jesús Iglesias, en un elemento activo en la aplicación de la Ley de Dependencia.
La negociación se ha centrado, desde el principio, en la cobertura presupuestaria de la Consejería de Bienestar Social y Vivienda. Largas semanas de reuniones con un único hilo conductor: la demanda de IU de más dinero para su consejería. Los socialistas fueron recortando recursos de todas las áreas que gestionan, con la excepción de la Consejería de Salud, para dar satisfacción a las pretensiones de su socio. Al final, agotado el límite de endeudamiento y comprometida toda la previsión de ingresos, la dirección de IU pidió dos huevos duros más, y los obtuvo con un apaño de las residencias de tercera edad que no tendrá ninguna repercusión en el gasto real, pero es un subterfugio político para llegar al acuerdo una vez que los dirigentes de IU se habían pasado de frenada y pedían más y más cuando la tarta se había consumido. Todo muy lamentable.
Los socialistas enfocaron mal la negociación, porque con una caída brutal de los ingresos no se puede desplegar el discurso optimista de declarar prioridad regional a todos los proyectos de inversión y todas las partidas de gasto social. La estrategia sindical de IU, desentendiéndose de la mayor parte del presupuesto para exigir más recursos en las áreas que gestiona, no le va a reportar ningún beneficio ante la opinión pública.
Los dos partidos llegaron al acuerdo porque el disenso era letal para los intereses de ambos: IU volvería a la oposición y el PSOE tendría que prepararse para gestionar dos prórrogas presupuestarias seguidas hasta las elecciones. De la negociación sale muy erosionada la imagen del Gobierno regional, porque el Ejecutivo asturiano carece de la cohesión mínima que cabe pedir a todo Gobierno de coalición. Ahora vendrán las cataratas de parabienes y felicitaciones para que seamos conscientes del éxito del acuerdo. Una labor de propaganda a la que contribuye el PP con su silencio.