Una práctica absurda en el trámite parlamentario de los presupuestos estriba en las comparecencias de diversos colectivos que opinan de las cuentas. Hay foros para que patronal y sindicatos pueden dar su parecer sobre todo lo divino y lo humano, pero en los proyectos de ley sólo deben hablar las personas elegidas por voluntad de los ciudadanos. En Asturias tiene un gran predicamento la concertación social, una instancia pensada para que los agentes sociales negocien con el Gobierno diversas actuaciones, así que espacio de intervención no les falta.

La Fade pide que se incrementen los mecanismos de control sobre las empresas públicas, una petición a la que se suma CCOO. La patronal señala que se intensifica cada año la práctica de canalizar las inversiones a través de las empresas públicas. Se trata de un tipo de recomendaciones más propias de la Sindicatura de Cuentas que de los agentes sociales. Uno pensaba que la patronal veía a las empresas públicas con recelo porque invaden su campo habitual de trabajo. Proveer viviendas al mercado, gestionar el transporte o prestar servicios sanitarios, es algo que saben hacer las empresas privadas y su aspiración natural es demostrar que están en condiciones de hacerlo bajo unos estándares de calidad y costes más competitivos que el sector público. Lo que no podía imaginar es que la preocupación de la patronal residiera en el control de las contrataciones y de los balances de las empresas públicas. Vale que los políticos, los inspectores de Hacienda o las firmas de auditoría se interesen por esas cuestiones, pero que los empresarios tengan tan enraizados los códigos de lo burócratas resulta sorprendente.

La misma sorpresa provoca la visión de CCOO de las empresas públicas. Lo lógico es que un sindicato esté interesado por la cantidad de empleo que absorben las empresas y las condiciones de trabajo, pero poner el énfasis en el control de la gestión empresarial es más propio de un partido político que de una central sindical. Para seguir con las pintorescas aportaciones, UGT entró a hacer consideraciones sobre las tasas que cobrará la Administración en los rescates o las emergencias que intervenga. Todo muy enriquecedor. Este cambio de papeles me trae a la memoria el interés de los diputados, hace una década, por conocer el plan industrial de una gran empresa privada.