Tras la aprobación de los presupuestos para el 2010, los agentes sociales recitan sus consabidas recetas para mejorar las cuentas de la región: los sindicatos demandan una subida fiscal y la patronal llama a gestionar con mayor austeridad. Los sindicatos animan a aumentar los ingresos con incrementos impositivos sobre las rentas de las clases acomodadas y los empresarios consideran que el equilibrio se logra recortando las partidas del gasto. La propuesta sindical cuenta con el apoyo de IU, socio del Gobierno de coalición, y sólo saldrá adelante si la subida fiscal la encabeza Zapatero y se generaliza entre las comunidades autónomas. Hasta la fecha, ningún gobierno regional elevó el gravamen del tramo autonómico del Impuesto de la Renta, y resulta descabellado pensar que lo vaya a hacer Asturias en solitario. Si la izquierda quiere perder las elecciones autonómicas del año 2011, lo único que tiene que hacer es endurecer el IRPF a lo largo del 2010, y al electorado se le disiparán las dudas. El consejo empresarial sobre el gasto sería eficaz acometiendo reformas, algo que atenta contra el conservadurismo de la clase política asturiana, que no entiende que para mantener lo que hay es preciso reformarlo. Hay que cambiar algunas cosas en la sanidad, la educación y los servicios sociales para embridar el gasto. La labor se antoja muy complicada, porque en la gestión del presupuesto está implicada IU que predica la dieta presupuestaria de elevar los tributos.
En la mayor parte de las comunidades autónomas se han aprobado presupuestos irreales, basados en unas previsiones de ingresos muy optimistas. El Principado no es una excepción, como señala Joaquín Aréstegui, porque las inversiones y el gasto social exceden en más de 700 millones a los ingresos que se piensa realmente obtener. Se trata de un ardid muy antiguo que utilizan todos los gobiernos para sacar adelante las cuentas en épocas de crisis.
Al partir de una base ficticia las tensiones presupuestarias aumentarán a lo largo del ejercicio. Llegará un momento en que habrá que hacer el ajuste del presupuesto por dos vías: congelar las inversiones y aumentar la deuda. Aunque nadie lo dice. No creo que el gasto social se pueda reconducir por simple voluntarismo. Es mucho más sencillo aplazar obras que reducir la masa salarial global de los servicios públicos.