Jaime Rabanal afirma que las grandes fortunas deben tributar más y considera inevitable una reforma impositiva porque no se pueden financiar los servicios públicos (sanidad, educación, servicios sociales) con la actual presión fiscal, inferior a la media europea. El consejero de Economía del Principado es favorable a la fiscalidad verde ya que es muy eficaz para luchar contra el cambio climático.
En Asturias, la bandera de las alzas fiscales la lleva IU que propugna esa vía para equilibrar el aumento del gasto social. Las dos grandes centrales sindicales participan del mismo criterio que el grupo de Jesús Iglesias. El presidente Areces declaró, recientemente, que la fiscalidad verde es inevitable; el consejero de Economía se suma a lo dicho por el presidente, y pone su grano de arena en las subidas fiscales: es necesario gravar el patrimonio de los ricos. En la negociación de los presupuestos los dirigentes socialistas se negaron a considerar el aumento de impuestos, tal como demandaba IU, pero tras cerrarse el acuerdo sobre las cuentas regionales, reabrieron las expectativas sobre las alzas fiscales.
La doctrina del PP
El PP defiende la tesis opuesta: bajar los impuestos. Cuando se está en la oposición se pueden mantener posiciones sin entrar en datos concretos, porque no se tiene la responsabilidad de gestionar un presupuesto. El PP repite la doctrina de Aznar y Rato, que se llevó a la práctica en loss últimos años del siglo XX.
Con el aumento del paro y la caída del consumo es muy difícil bajar los impuestos, como le ocurre a la coalición de centro-derecha en Alemania, pese a las promesas electorales de los liberales. La doctrina de las rebajas fiscales funciona en las fases alcistas del ciclo económico, cuando el empleo y el consumo crecen. Sin embargo, estas consideraciones resultan ahora un tanto secundarias, porque lo políticamente relevante es que si el PP se opone a las subidas de impuestos, será complicado para los socialistas incrementar los tributos en Asturias, dada la cercanía de las elecciones.
Rabanal quiere cambiar el estatus fiscal de las Sicav. La competencia para ello es de Zapatero y no está por la labor. En cualquier caso, las sociedades fiscales de los ricos cotizan a la baja, de modo que los cambios legales pueden ser tardíos. La cuestión candente está en el IRPF, y dudo que los socialistas se mojen.