En Cataluña, el peaje de las autovías es un asunto recurrente en el debate público. A Barcelona sólo se puede acceder sin pagar tasas entrando por mar. Cuando los catalanes se dan una vuelta por la autovía del Cantábrico sienten envidia, al recorrerla sin otro gasto que el de la gasolina. En lo que no reparan los catalanes es que ellos tenían una doble calzada que atravesaba la región de norte a sur hace cerca de 40 años y, sin embargo, los asturianos sólo tuvimos unos pocos kilómetros de ‘Y’ hasta el otro día. A lo que voy: los catalanes tienen mucho interés en acabar con los peajes y lograron el Congreso de los Diputados aprobara la creación de un fondo para rescatar peajes.

La iniciativa legislativa fue aprobada hace un año y desde entonces no se ha detectado ningún avance. No existen obstáculos políticos para dotar el fondo, el problema es económico: no hay dinero. Para rescatar un peaje hay que indemnizar a la empresa concesionaria de la autopista o autovía que cobra por cada coche que la utiliza. Si para terminar el plazo de la concesión faltan veinte o treinta años (como ocurre con la autopista del Huerna) la indemnización resulta desorbitada. Para entendernos: si se rescata un peaje nada más firmar la concesión, la indemnización será tan gravosa para el Estado como construir por sus propios medios los kilómetros de autovía rescatados.

La propuesta de rescatar peajes se le ocurrió a Zapatero en la campaña electoral de 2004, cuando era líder de la oposición y las encuestas daban como ganador a Rajoy. Durante su primer mandato presidencial tuvo que hacer concesiones, como subvencionar el peaje a determinado tipo de transporte, pero no cumplió su promesa. En plena crisis económica, con el déficit público de las Administraciones en cotas históricas, asumir un desembolso de dinero tan grande para rescatar todos los peajes resulta imposible, porque no se trata de una prioridad social. Hay que financiar las prestaciones del desempleo (39.000 millones de euros), pagar los intereses de la deuda (30.000 millones), dotar la financiación autonómica (más de 100.000 millones de euros) y hacer frente a las pensiones, el gasto en dependencia, las inversiones en autovías y trenes de alta velocidad, más un largo etcétera. Ahora que vamos hacia los copagos en servicios, no se puede exigir que las autovías sean gratis total.