La FSA espera que el Gobierno regional tome la decisión de instalar una incineradora en Serín. No cabe mantener por más tiempo el impasse sobre el macrohorno, porque el vertedero se va a colmatar en el año 2015, así que debe el Principado optar entre dos alternativas: escoger la ubicación geográfica de otro vertedero o dotarse de una incineradora. Un estudio de la Universidad de Oviedo, encargado por el Principado, dio el visto bueno a la incineradora, pero luego entró IU en el Gobierno y la decisión quedó aparcada. ¿Cuál es el problema?
Para IU y distintos colectivos ecologistas, la incineradora es un atentado contra el medio ambiente y la salud de los asturianos porque libera dioxinas. Esto era así con las incineradoras antiguas, pero todas las incineradoras de última generación (las incineradoras del siglo XXI) realizan la combustión a más de mil grados y no emanan dioxinas. Por esta razón se han instalado incineradoras en los cascos urbanos de Viena o París, sin que los habitantes de estas ciudades hayan sufrido enfermedades en su epidermis. Son datos fáciles de constatar y debe discutirse de ello sin caer en ocultismos ni alarmismos.
IU cree que la incineradora es un peligro y propone como método alternativo la práctica de la reutilización, el reciclaje y los procesos de biometanización. Por esa vía cree que el vertedero no se colmatará. En los lugares más avanzados (Alemania) en el tratamiento de residuos no se logra abordar por esos métodos más allá del 50% de la materia orgánica. Es un acierto incidir en las prácticas que propone IU, pero de las 900.000 toneladas de residuos que son enviados a Serín cada año, la mitad tendrá que ser quemada o almacenada. De ahí que sea inevitable la incineradora, porque no queda sitio para almacenar más.
Al Gobierno regional le toca decidir, porque los gobiernos están para tomar decisiones. Sólo desde las coordenadas atípicas del debate político asturiano se puede ver a la incineradora como una cuestión de Estado. Resulta chocante que la idea de progreso esté asociada a luchar contra las incineradoras o a proponer moratorias contra los ciclos de gas. El PP también debería decir algo, porque corre el riesgo de que en esta cuestión la opinión de Gabino de Lorenzo sea entendida como la doctrina del partido. Los asturianos nos merecemos una clase política menos retrógrada.