Se inicia el semestre español, en que le corresponde a Zapatero ejercer como presidente de turno de la Unión Europea. En el escenario nacional se han levantado grandes expectativas sobre el mandato de Zapatero en Europa, interesadamente alimentadas por los socialistas, para tratar de obtener un prestigio ante la opinión pública que no han logrado con la gestión de la crisis económica en España. ¿Se pueden esperar grandes frutos del semestre español?

La contestación al interrogante es una negativa rotunda, y no por desconfianza hacia lo que pueda aportar Zapatero, sino por las limitaciones del cargo y la inercia en que está embarcada la Unión Europea. Para empezar Zapatero será un presidente rotatorio en una institución que estrena presidencia permanente, en la persona de Herman Van Rompuy. El líder español se ha marcado como primer objetivo el fortalecimiento del gobierno económico europeo y Van Rompuy ya ha convocado, por su cuenta, un Consejo Europeo sobre la economía para el 11 de febrero. Al presidente permanente le urge minimizar el papel de las presidencias rotatorias de la UE. La otra limitación viene de la deriva en que está instalada la UE tras su ampliación al este del Danubio. La cohesión de la UE se ha resentido y la restringida unidad monetaria no ha permitido avanzar hacia una política económica común. Son tan vinculantes las decisiones de un organismo tan variopinto como el G-20, como las que toman los socios de la UE en el marco de las instituciones comunitarias. De hecho, las directivas para la gestión de las finanzas proceden más del G-20 que de la UE.

En Asturias, con esa facilidad que tenemos para mirarnos el ombligo, esperamos que Zapatero nos resuelva los problemas del carbón, la leche y los fondos europeos. El semestre español debe garantizar las subvenciones al carbón hasta el año 2018, y rectificar la política agraria, con la recuperación de las cuotas lácteas, para que no finalice el sistema de cuotas en el 2015. En cuanto los fondos, se aspira a arañar dineros sobrantes de las ayudas fallidas a socios recientes. Un cálculo muy optimista. Siendo realistas, nuestro principal objetivo es el de toda España: que Zapatero influya en el mantenimiento de los estímulos estatales para la actividad económica. Si Alemania logra cortarlos y el BCE eleva los tipos de interés, la cosa se pondrá fea.