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Juan Neira

LARGO DE CAFE

EL LABERINTO DE IU

Tras la última Asamblea Federal de IU, todos los sectores de la organización hablan de refundar IU. No proponen cambiar de política o ensayar otras estrategias parlamentarias, sino volver a fundar la fuerza política sobre otros soportes. Hace 24 años se creó IU con la intención de refundar “la izquierda de la izquierda”, o lo que también se llamó la “izquierda transformadora”, porque a lo que había entonces -el Partido Comunista- le habían dado la espalda los electores.
Cuando Gerardo Iglesias lanza el proyecto de IU, el PC contaba sólo con cuatro diputados en Madrid. Idéntico impulso mueve ahora a refundar IU, porque en el Congreso de los Diputados sólo toman asiento Gaspar Llamazares y Joan Herrera, este último con las siglas de ICV. La idea de refundar IU nace del fracaso del modelo actual, tras perder votos y escaños en cada elección que se celebra. IU está a un paso de quedar como fuerza extraparlamentaria en las Cortes Generales, de ahí la necesidad de revisarlo todo y refundar la organización.
Bajo el objetivo compartido de operar un gran cambio, cada sector de IU tiene su propio proyecto. Desde los ortodoxos del comunismo que sólo ven en IU una mera plataforma electoral para pedir el voto sin renegar del Berlín escindido, hasta los sectores más aperturistas que pretender ampliar las bases sociales de la organización. Lo más curioso del debate es que se reproducen los mismos argumentos y se fijan los mismos objetivos que hace un cuarto de siglo, cuando la plataforma unitaria de rechazo a la OTAN desembocó en IU, tras apearse Antonio Gala.
Al igual que entonces, hay un gran interés por convocar bajo el paraguas de IU a todos los “ismos”: pacifismo, ecologismo, laicismo, sindicalismo, feminismo. El asunto es colocarse detrás de cada pancarta o la movilización elevada a la categoría de ideología política. Otros hablan de realizar nuevas alianzas sociales y ampliar la pluralidad de la organización. Queda la alternativa de los filonacionalistas, una opción que cuenta con adeptos en Asturias (Valledor) tras la participación de IU en los gobiernos del País Vasco y Cataluña. Y todos están preocupados por recuperar a los desencantados, por recoger todo lo que queda en la izquierda fuera del PSOE.

MARGINALIDAD

Hay un elemento común en la trayectoria de IU, desde su creación hasta hoy, que consiste en situarse en los márgenes del escenario político, dejando que el PSOE ocupe el proscenio. Aunque Anguita hablaba del “sorpasso”, copiando a Enrico Berlinguer cuando disputaba a la Democracia Cristiana el voto mayoritario de los italianos, lo hacía desde la condición de “outsider” de la política española. La alternativa política de IU se pretende hacer desde fuera del sistema, y se acaba cayendo en la marginalidad política y provocando la indiferencia de la sociedad. Un cambio sustancial sobre los tiempos de Santiago Carrillo que le disputaba el centro de la escena al PSOE en la transición.
Hay un hecho muy revelador en los discursos de los dirigentes de IU, que consiste en primar lo social sobre lo político, convirtiendo a la organización en un agente que realiza demandas o formula quejas al poder. Nuevamente: la casa para el PSOE e IU, de plantón en la acera. Por ejemplo, la centralidad del discurso de IU en Asturias se establece sobre el rechazo al embalse de Caleao o la incineradora de Serín, disputando el protagonismo a grupos alternativos o antisistema. Aunque IU participa del Gobierno asturiano, hace política con vocación de oposición. Una forma curiosa de pretender reequilibrar el voto entre la izquierda.
Si Cayo Lara, Gaspar Llamazares o Jesús Iglesias quieren refundar su organización, deberían hacer una reflexión amplia sobre la sociedad y el espectro político. La derecha española está unida. El gran activo de Fraga, acabar con la división de siglas en la derecha, se mantiene a prueba de derrotas electorales. En la izquierda se pasó de hacer juegos de palabras sobre la casa común de la izquierda, a entrar en la dinámica de un PSOE todopoderoso y una IU de reducidísimo tamaño. La forma de recuperar el terreno perdido en IU no estriba en los planteamientos sociales, sino en asumir los correlatos políticos y económicos de un partido que quiere ser útil para la sociedad.

BIPARTIDISMO

Desde las críticas a la unidad monetaria, hasta las posiciones demagógicas sobre el modelo de financiación autonómica, pasando por el reduccionismo de creer que todo el gasto público se puede financiar metiendo mano a las Sicav, los dirigentes de IU tienen aún pendiente el reto de asumir los límites de la acción política, huyendo de propuestas irreales. El programa político de IU no puede ser una carta a los Reyes Magos, en que todo se hace con energía renovable y el paro se soluciona con empleo público. No es un problema de rechazo ideológico, sino de credibilidad social.
En Asturias, IU todavía mantiene una posición relevante en las instituciones, pese a tener menos votos que nunca. La crisis económica, con el gran desgaste que produce a los socialistas, podría servir para detener la hemorragia electoral de IU. No obstante, si la candidatura autonómica del PP la encabeza Álvarez-Cascos, se producirá una polarización en el voto, e IU tendrá dificultades para vender la utilidad de su candidatura. Intuyo que para hablar de los sobrecostes de El Musel, lo va a hacer Álvarez-Cascos en un tono más alto. Y para defender los logros del Principado está el PSOE, que asume todas las acciones del Ejecutivo.

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