Las declaraciones del secretario general de la Energía, Antonio Hernández, diciendo que el nuevo reglamento de ayudas al carbón no entraba en la agenda europea de Zapatero, han sido criticadas por los tres partidos parlamentarios asturianos. La FSA rechazó las manifestaciones, diciendo que tanto el presidente del Gobierno como el ministro de Industria, Miguel Sebastián, habían asegurado que el marco de ayudas sería una prioridad durante la presidencia española en la UE. Para el coordinador de IU, Jesús Iglesias, demuestra la falta de compromiso del Gobierno y la ausencia de contenidos del programa de Zapatero para Europa. Ovidio Sánchez relacionó las ayudas al carbón con el peaje del Huerna, para rematar que se trata de dos promesas falaces de Zapatero; el líder del PP contrapuso la postura de los socialistas con el proceder de su partido que se compromete sin aspavientos con el carbón y las cuencas.
Las subvenciones al carbón autóctono interesan a los asturianos, a los aragoneses y a los castellano-leoneses. Al resto de las regiones les trae al pairo. Los intereses económicos de España no pasan por el carbón nacional, al haber formas más baratas y limpias de generar energía. Es obligado que las regiones carboneras unan sus intereses en defensa de un plan de viabilidad de las explotaciones mineras, que es como hay que ver al reglamento de ayudas. En el caso concreto de Asturias, la defensa del carbón es muy importante, porque desde hace una docena de años los planes de la minería contienen un anexo especial, llamado fondos mineros, que suponen una inyección financiera de gran trascendencia que genera actividad económica y empleo. La autovía minera o la autovía de Oviedo a La Espina no existirían sin los fondos mineros. Constituyen una de las pocas ventajas comparativas que tiene Asturias con respecto a la mayoría de las comunidades autónomas.
Zapatero y Miguel Sebastián dieron luz verde a un sistema de ayudas al carbón que ha levantado ronchas entre el sector eléctrico. Acogiéndose al concepto de “reserva estratégica” apostaron por el carbón nacional de una forma decidida, como se comprobará en el recibo de la luz. La UE recela de un sistema de ayudas que pone en pie de igualdad al carbón con las energías renovables. Por coherencia, el Gobierno español tiene que asegurar el futuro del carbón en la UE.