La oferta realizada por Manuel Chaves a León, proponiendo compensaciones por la línea eléctrica, Sama-Velilla, no ha tenido el fruto apetecido por el vicepresidente del Gobierno. Las organizaciones políticas leonesas (PP, PSOE, IU y Unión del Pueblo Leonés) han rechazado el trueque del Gobierno: inversiones por línea eléctrica. En Asturias, Gabriel Pérez Villalta, alcalde socialista de Aller, municipio por donde discurre el tendido de alta tensión, también se ha negado a entrar en el juego de las compensaciones. Para los que protestan contra la infraestructura energética, la única propuesta satisfactoria del Gobierno es la renuncia a construir la línea.

Por razones medioambientales se rechazan muchas infraestructuras de transporte y energía. Es habitual ver que partidos y sociedad civil se movilizan contra el trazado de una autovía o la instalación de un equipamiento energético. En el rechazo hay que distinguir entre la queja por la localización (discutible) y la propia descalificación del proyecto por considerarlo inservible u ocioso (excepcional). En el caso de la línea Sama-Velilla asombra ver el sindicato de novelistas, ecologistas y ediles que mancomunan sus esfuerzos para decir que no es necesaria. Parafraseando a Lenin: “¿energía? ¿para qué?” La línea Sama-Velilla está en la planificación energética nacional. El Gobierno pactó con Red Eléctrica Española y los ejecutivos de las comunidades afectadas la realización de tres “autopistas” eléctricas: Sama-Velilla, Soto-Penagos y Boimente-Grado. De esta forma, la energía asturiana tendrá salida por tres vías de alta capacidad, que nos comunican con el Este, Oeste y Sur.

Aunque no es tan citado, estas autopistas tienen la función esencial de asegurar el suministro eléctrico a las ciudades e industrias asturianas. Parte esencial de la seguridad consiste en enlazar las subestaciones de la zona central de Asturias por líneas eléctricas de alta capacidad (“el anillo”). De esta forma se evitarán posibles apagones que dañarían algunas de nuestras plantas industriales que están a la cabeza de España en consumo eléctrico. Este es la cuestión. Los que consideren que no es necesario garantizar el suministro eléctrico ni el de agua, que la estación final del AVE debe ser Lena, que a El Musel le sobraba la ampliación, están escribiendo una novela.