Jesús Gutiérrez, número dos de la FSA, atribuye a intereses localistas el rechazo de leoneses y alleranos a la construcción de la línea eléctrica, Sama-Velilla. El vicepresidente segundo de Castilla y León, Tomás Villanueva (PP), recuerda que el trazado eléctrico está ya aprobado por el Gobierno y le corresponde ejecutarlo.

La línea Sama-Velilla, como la de Soto-Penagos, fueron planeadas en los años ochenta del siglo pasado: hace un cuarto de siglo. Si a día de hoy no se han construido es por la desidia de las administraciones y por el conservadurismo de una parte nada desdeñable de la sociedad que recela ante cualquier novedad. Siempre hay razones para oponerse. Mucha gente considera que la ampliación de El Musel es innecesaria, que la regasificadora es una desgracia, que las centrales de ciclo combinado responden al interés de unos pocos, que el AVE de Madrid a Gijón romperá el centro de la región, que las incineradoras valen para París pero no para Serín, que el embalse de Caleao es un atentado. Ahora bien, sin tener conciencia de caer en ninguna contradicción, los mismos que se quejan quieren tener agua, electricidad, transporte, comercio, sanidad, educación, empleo y pagar pocos impuestos. Con razón se rotuló el lema de “Paraíso Natural”: el bienestar de Adán y Eva antes de descubrir la concupiscencia.

En el marco de la cumbre bilateral, Asturias-País Vasco, Patxi López pidió que el AVE del Cantábrico llegue hasta Asturias. Una propuesta sensata, propia de un político que razona sin prejuicios, sabedor de que todo el contorno de España estará dentro de veinte años surcado por la alta velocidad ferroviaria. No es una obra urgente para nuestra región, pero no cabe establecer demoras interesadas, porque se trata de un proyecto de gran complejidad y presupuesto elevado, si se quiere hacer minimizando su impacto ambiental, recurriendo al soterramiento en partes del trazado. Gobernar Asturias desde los postulados del progreso implica defender la riqueza de su territorio sin renunciar a los adelantos técnicos que incorporan otras regiones. Ya conocimos políticos que vetaron la regasificadora, que no querían el nuevo Hospital Central, que no hacían pasar la autovía del Cantábrico por Gijón, que negaban fondos para los enlaces de la autovía minera. Una región de objetores o nuevos reaccionarios.