Los alcaldes asturianos califican de utópica la política de Núñez Feijóo para fusionar los ayuntamientos gallegos ante la falta de recursos para sostener los servicios municipales. Algunos regidores, como Dolores Álvarez Campillo (Llanes) o Alfredo García (Cangas de Onís), aceptan que la simplificación del mapa municipal en Asturias dotaría de más funcionalidad a los entes locales, pero borrar las señas de identidad de los concejos provocaría el rechazo del vecindario. Todos los ediles coinciden en propiciar los consorcios y desarrollar las mancomunidades para abaratar el coste de los servicios que se prestan.
La ligazón de los ciudadanos a sus ayuntamientos es muy fuerte en Asturias, así que tienen razón los alcaldes cuando dicen que integrar concejos suscitaría una protesta generalizada. Es más, las únicas reivindicaciones sobre cambio de ayuntamientos han seguido el camino opuesto: la segregación. El aumento del minifundismo municipal. La defensa de las señas de identidad y pertenencia a un concejo no sirven para paliar los problemas de gestión y solvencia económica que sufren la gran mayoría de los consistorios. Algo hay que hacer y hasta ahora no se ha hecho nada. Cabe relanzar la figura de las mancomunidades, pero para que esta vía suponga un remedio eficaz hay que proceder a una delegación de competencias, de los ayuntamientos a la mancomunidad, algo que no es fácil de aceptar por los acaldes. En cada mancomunidad suele haber un ayuntamiento más grande que el resto y la delegación de competencias puede interpretarse como una vía de integración indirecta. Una fusión fría, por utilizar la jerga de las cajas de ahorro.
En el centro de Asturias se podía haber creado una estructura de área metropolitana, con gestión conjunta de servicios y normas urbanísticas homogéneas, pero no la quisieron ni los alcaldes ni el Principado que veía en el órgano ejecutivo del área metropolitana un gobierno regional en la sombra. Eso fue lo que pasó con el área metropolitana de Barcelona que no le duró ni cinco minutos a Jordi Pujol.
Concluyamos: hay grandes resistencias a la unión de ayuntamientos y a la creación de estructuras asociativas, así que la gestión municipal tendrá que degradarse más en los concejos pequeños para que se acometan las reformas oportunas que den paso a entes locales solventes.