José Blanco acabó con la indefinición sobre el AVE del Cantábrico, al decir que no tiene ninguna intención de unir Galicia y Asturias por alta velocidad. El ministro de Fomento explicitó las razones que le llevan a rechazar la infraestructura: alto coste económico, tremendo impacto ambiental y falta de rentabilidad económica. El asunto tiene bemoles.
Las líneas de alta velocidad conllevan un gran desembolso económico, sin excepción. El que mejor lo sabe es José Blanco, porque en los últimos años se hicieron más kilómetros de alta velocidad en España que en cualquier otro país del mundo. La vía de La Robla a Gijón supone más de 3.000 millones de euros. Ahora bien, el ministro está dispuesto a trazar líneas de alta velocidad por todo el contorno de España menos cuando la vía llega a Asturias. ¿No es costoso construir el AVE a lo largo de Andalucía, o desde Bilbao a Santander? No creo que el AVE de La Coruña al centro de Asturias conlleve más inversiones que en el resto de la cornisa Cantábrica.
El coste medioambiental es grande, no hay duda. Más grande es aún el daño del trazado por el oriente de Asturias, por el que nos debe comunicar la alta velocidad con Santander. Ahora bien, no hay ninguna región en Europa que debido a su riqueza medioambiental tenga vedada la alta velocidad. Decir que Asturias no puede tener una línea de AVE que recorra transversalmente la región es apuntarse a dejar a nuestra región en peores condiciones de accesibilidad con respecto al resto de comunidades autónomas. Dentro de 30 años, todos los viajes de más de 300 kilómetros de recorrido se harán en AVE, y sólo en los países atrasados estará la gente agarrada al volante de su coche.
Dejo para el final la cuestión de la falta de rentabilidad económica. El ministro quiere decir que el convoy irá casi vacío. Se trata de un prejuicio muy extendido entre las elites de la izquierda. Desde hace décadas, la carretera –ahora la autovía- del Cantábrico tiene un tráfico importante, muy superior al de otras vías españolas. Cualquiera puede comprobar que entre la fachada Atlántica gallega y Burdeos hay un gran caudal diario de coches. Si José Blanco planteara un retraso del AVE, para combatir el déficit público, sería asumible y razonable. Lo que no es aceptable es que el trazado entre Asturias y Galicia sea el único que se caiga de los planes de la alta velocidad.