Ovidio Sánchez manifestó que la candidatura de Álvarez-Cascos a la Presidencia del Principado “genera gran ilusión en todo el partido”. A las veinticuatro horas de hacer el presidente del PP regional esas declaraciones, el diputado autonómico, Pelayo Roces, afirma que no basta con hablar de ilusión, que hay que pedir la vuelta del ex ministro de Fomento con la boca grande. ¿Qué está en juego en el PP?
Desde que se celebró el último congreso de los populares asturianos, otoño de 2008, la cabeza de candidatura del PP para los comicios autonómicos está vacante. Ovidio Sánchez aclaró, entonces, que quería seguir como líder del partido, pero que renunciaba a presentarse por cuarta vez como candidato del PP. Hay precedentes de haber perdido tres elecciones seguidas y obtener una victoria rotunda a la cuarta convocatoria: Luiz Inácio Lula da Silva. Ahora bien, todo parecido entre Lula y Ovidio es pura anécdota, y es entendible que tras perder en tres elecciones contra el mismo rival -Álvarez Areces- no quiera darse Ovidio Sánchez una cuarta oportunidad. La retirada del líder del PP no vino acompañada de ningún intento por ocupar la plaza desierta. Una mínima insinuación por parte de Joaquín Aréstegui, y nada más que contar. Los dirigentes del PP asturiano no tienen fuerzas ni ánimo para dar la batalla por la gobernación de la comunidad autónoma, tras 27 años de derrotas, con la excepción de la victoria del año 1995. En ese contexto, bastaron dos tribunas de opinión de Álvarez-Cascos, en El COMERCIO, sobre la situación precaria de los ríos salmoneros asturianos y, sobre todo, otros dos artículos criticando la compra de Caja Castilla-La Mancha, por parte de Cajastur, para que se creara una enorme expectativa sobre el retorno del ex ministro de Fomento a la política asturiana. Entre la deserción de los que están y el empuje del que quiere estar, puede decirse que la candidatura de Álvarez-Cascos es un hecho. Ahora lo que queda por dilucidar son las condiciones del retorno.
Álvarez-Cascos fue secretario general del PP, y es muy consciente que no se puede dar la batalla en las instituciones con un partido en estado inservible. Ovidio Sánchez y su equipo aceptan el liderazgo del ex ministro, pero controlando, ellos, todas las juntas del partido y el resto de la lista autonómica. Así están las cosas ahora, pero pronto habrá cambios.