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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LA SEMANA DE GABINO

Semana antológica de Gabino de Lorenzo, con la toma de dos decisiones espectaculares que afectan a los intereses de la región (capitalidad cultural) y al corazón de la ciudad de Oviedo (gran parking en el subsuelo de la calle Uría). Dos posicionamientos imprevistos, sobre materias heterogéneas, que tienen como nexo la delicada situación económica del Ayuntamiento de Oviedo.

La desorbitada deuda acumulada -63 millones de euros- por expropiar el palacete y la finca de Villa Magdalena, hace quince años, trata de ser resuelta por De Lorenzo con una fórmula mágica: vender el subsuelo de la ciudad. Una operación de trueque, en la que se cambia deuda por parking, que encubre otro trueque más lacerante: el subsuelo de la calle Uría a cambio de contar con otra biblioteca municipal. En el mandato más absoluto (1995-99) de las mayorías absolutas, De Lorenzo expropió la finca por un precio inferior (3,1 millones de euros) al que había sido comprada por su propietario, y tras una larga pugna en los juzgados, el valor de la finca anda por los 63 millones. Nunca salió tan caro a un ayuntamiento hacerse con una biblioteca.

Comamsa, la empresa constructora que reclama la deuda, se avendría a darse por resarcida si recibe una amplia extensión del subsuelo de Oviedo, que comprende el paseo de Los Álamos, y parte de las calles Uría, Toreno y Argüelles, para hacer un gran aparcamiento subterráneo. Como ese conjunto todavía no alcanza los 63 millones, también reclama la propiedad del estacionamiento de Longoria Carbajal. Pese a todo, la operación aún arrojaría un saldo sin liquidar, que puede ser sustanciado a través de la forma más común de pago en nuestra sociedad: dinero en efectivo. El Ayuntamiento de Oviedo tiene tanta flexibilidad para gestionar el subsuelo, como rigidez para pagar con dinero, así que el alcalde, a los pocos días de cantar las excelencias sobre el trueque, dejó claro que la operación no está cerrada y puede seguir la vía judicial.

Al margen de la viabilidad del acuerdo, el asunto tiene algún inconveniente serio, relacionado con los derechos de terceros -el Grupo Masaveu-, gestores del parking de la Escandalera, el más antiguo de Asturias, al que le restan 13 años de concesión y con derecho a ampliar las instalaciones bajo el paseo de Los Álamos, un subsuelo que entra en la operación de venta del Ayuntamiento de Oviedo a Comamsa. El choque de trenes encarecería el precio del acuerdo.

De Lorenzo abre la espita para repetir la operación en cualquier otra zona de la ciudad, porque debajo de cualquier calle se puede construir un garaje, unas salas de cines adosadas, el enésimo centro comercial, una galería de arte con vocación underground, o vaya usted a saber. Las deudas del suelo se resuelven con el subsuelo, lo de menos es que en el planeamiento de la ciudad no conste esa posibilidad; en esto, como en todo, De Lorenzo hace bueno el título de Pirandello: “esta noche se improvisa”. Un día se diseñan tres torres de cuarenta pisos que arrojan sombras sobre la ciudad, y al día siguiente se retiran del programa. Un día encuentra el paseo de Los Álamos la tercera dimensión, y al siguiente la deuda sigue viva.

Capital europea

No menos espectacular fue el airado abandono de la candidatura a Capital Europea de la Cultura 2016. Del proyecto que participan las tres principales ciudades asturianas (Oviedo, Gijón y Avilés) se descolgó De Lorenzo, cuando se enteró que debería liderarlo Oviedo, y al saber que el presupuesto aportado por el Principado debería ser respaldado con alguna aportación por parte de las tres ciudades. Otra vez se topa el Ayuntamiento de Oviedo con el problema del dinero, un proyecto cultural que encalla por el metal.

En este punto hay que ser justos, y agregar que la gestión de la Consejería de Cultura no fue un ejemplo de acierto. Ahora nos enteramos que la candidatura asturiana no parte de una posición de igualdad entre las tres ciudades, sino que se establece a partir de la jerarquía de Oviedo sobre las otras dos urbes. No entro a valorar si esta opción es correcta, ya que al parecer viene dictada desde Bruselas, pero había que trasladar puntualmente ese cambio de filosofía a la opinión pública. Puede que el miedo a herir susceptibilidades haya aconsejado actuar con discreción, pero es un profundo error.

De Lorenzo ha rectificado en redondo, acepta volver a formar parte de la candidatura y se aviene a contribuir económicamente. En realidad, la candidatura asturiana ya ha fracasado. La candidatura olímpica de Madrid no hubiera pasado el primer corte de selección si Esperanza Aguirre hubiese criticado ferozmente el plan de Gallardón para que la capital de España fuese sede olímpica. Es triste comprobar cómo el instinto cainita del localismo asturiano convierte, por comparación, a Gallardón y Aguirre en amigos. Con la vuelta al redil, De Lorenzo quiere evitar que le culpen del fracaso de la candidatura. Pura estrategia política.

A ningún dirigente político se le aceptarían en Asturias los comportamientos de Gabino de Lorenzo. Si Paz Fernández Felgueroso o Pilar Varela vendieran el subsuelo de Gijón y Avilés para pagar deudas generadas por convertir palacetes en bibliotecas, y se desvincularan del proyecto de capitalidad europea, tendrían serios problemas para terminar sus mandatos como alcaldesas. El PP regional tiene un problema, algo que ya se evidenció en la campaña de las últimas elecciones generales. Si están pensando en la llegada de un “hombre fuerte”, que también sea para solucionar las cuestiones domésticas.

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por JUAN NEIRA

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