Gaspar Llamazares considera que la propuesta de construir una incineradora en Serín responde a una estrategia de los socialistas para desviar la atención sobre el verdadero problema: la crisis económica. El ex coordinador general de IU juzga de «obra innecesaria» la planta de valorización energética, aunque no ve en esa discrepancia con el PSOE motivo suficiente para romper la coalición de Gobierno.

La incineradora no es un asunto nuevo en el debate político. Fue puesta sobre el tapete en épocas de crecimiento económico y máxima creación de empleo, porque ya entonces preocupaba lo que iba a pasar cuando se saturara el actual vertedero. Durante cuatro años la controversia fue aparcada -como se dice en la horrible jerga parlamentaria-, pero con la capacidad del vertedero ocupada en un 80%, toca decidir. La propuesta de la incineradora la propusieron los técnicos de Cogersa, tras la realización de estudios, y los políticos deben dar luz verde a la planta o rechazarla.

Desde las pasadas Navidades, el debate sobre la incineradora no ha cesado, dando lugar a un cambio de argumentos entre los grupos -como IU- que se oponen a su construcción. Primero se decía que era muy dañina y ociosa, para poner ahora el énfasis en lo gravosa que resultará para las arcas públicas. Como está en Madrid, Llamazares retoma las premisas del debate inicial: obra innecesaria. Para que fuera así, habría que demostrar de qué manera se impediría el colmado del vertedero, porque una cosa es decir que se puede reciclar más, y otra aportar números que permitan calificar de innecesaria la actuación de la incineradora. Una mirada a los principales países de la UE es esclarecedora: donde más se recicla es donde hay más incineradoras.

Llamazares cree que la incineradora no debe llevar a una ruptura del Gobierno. Sería la primera vez en la historia que un equipamiento de esa naturaleza quiebra una coalición gubernamental, pero en Asturias hay que estar preparados para cualquier cosa. Marcharse del Ejecutivo tendría para IU dos inconvenientes: no pueden ya condicionar nada desde la oposición (se prorrogaría el actual presupuesto durante cinco meses el año que viene) y quedarían etiquetados como ‘grupo veleta’ ante la opinión pública. En tres años de mandato, tres ubicaciones parlamentarias: oposición, gobierno y oposición.