El estudio realizado por el Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio (Indurot) sobre la necesidad de aumentar la capacidad de abastecimiento de agua en la zona central de la región deja impasible a portavoces de IU y del PP. Gaspar Llamazares cree que es innecesario construir un nuevo embalse, a la par que asegura que esa alternativa no existe en la agenda de Zapatero. Al diputado nacional de IU le extraña que los socialistas insistan en construir la presa de Caleao, porque crea fricciones con su grupo. Por su parte, Joaquín Aréstegui considera artificial el debate sobre el abastecimiento de agua, ya que el suministro se encuentra garantizado. El portavoz del PP en la Junta General del Principado asegura que el proyecto del nuevo embalse estaba ligado a los ciclos combinados de gas, así que al quedar suspendida la construcción de las plantas productoras de electricidad no tiene sentido aumentar la capacidad de agua.

Por todo lo anterior se puede colegir que el PP e IU rechazan frontalmente hacer un nuevo embalse. Es probable, como señala Llamazares, que el Gobierno central no esté por la labor. Nada extraño, ya que la política hidráulica de Zapatero es un completo desatino, habiendo permitido que las comunidades autónomas se apropien de las aguas de los ríos. Casi estoy tentado de escribir que en materia de recursos naturales y energéticos el rechazo de Zapatero a un proyecto cualquiera nos pone sobre la pista de una idea interesante.

Los datos del estudio de Indurot derriban muchos prejuicios. Asturias tiene el 10% de los recursos hídricos de España y la población se encuentra tranquila. Pues bien, en diez años, un tiempo que pasa enseguida cuando hay que acometer grandes obras, el centro de la región puede sufrir cortes de agua, porque el consumo en los registros de Cadasa sea un 25% o un 30% superior al actual. Si eso ocurre será un retroceso histórico, con influencia en la vida cotidiana, en el turismo y la industria. Con el agua ocurre la misma sensación engañosa que con la electricidad: el ciudadano mueve una mano y tiene resuelto el problema. El déficit de las redes de abastecimiento no se detecta hasta que se sufre la carencia. Soy muy escéptico. Entre el conservadurismo de la clase política asturiana y los prejuicios de la opinión pública las cosas seguirán como están. Hasta que se seque el grifo.