Ayer fue un día clave en la gestión española de la crisis económica. Zapatero anunció el tipo de medidas que había desdeñado a lo largo de seis trimestres de recesión. La reducción del sueldo de los funcionarios, la congelación de las pensiones, el aplazamiento de inversiones, la reinterpretación de derechos derivados de la Ley de Dependencia y la supresión de beneficios sociales, como el cheque bebé, suponen el reencuentro del Gobierno con la ortodoxia económica. Hizo falta que llamara Obama a Zapatero y que a Elena Salgado le sacaran los colores en la última cita de los ministros de Economía de la eurozona, para que el Gobierno rectificara en su alegre política de gasto público, entente con los sindicatos y abultados déficit.
Ahora tenemos suficiente perspectiva para comprobar que la reducción del IRFP en el año 2008, o que los dos planes municipales de empleo municipales, con 13.000 millones de gasto, fueron un disparate. Lo mismo cabe decir del incremento del 3,87% en la masa salarial de los funcionarios a lo largo del año 2009.
Por primera vez desde que estalló la crisis económica, la política del Gobierno es correcta. El problema reside en que no es Zapatero el líder que puede dirigir con más credibilidad esa estrategia de rectificación y reducción del déficit. Hasta ahora, Zapatero había dicho que los derechos sociales eran irrenunciables y ahora tiene que tomar medidas con las pensiones que infringen el Pacto de Toledo. No obstante, el mayor problema para llevar a buen puerto la política de austeridad está en el planteamiento unilateral de la misma, sin haber convocado a las comunidades autónomas. Los gobiernos regionales no asumen los problemas macroeconómicos (déficit, deuda pública). Tras el anuncio de Zapatero, todavía andan los portavoces del Principado asegurando que las obras públicas asturianas no sufrirán recortes. Núñez Feijóo dice lo mismo. Mejor no hablar de lo que propugnan los catalanes. En Asturias, PP e IU se mantienen en su papel de hacer valoraciones absurdas, como que el ajuste de Zapatero recae sobre los más débiles ¿Son los funcionarios el eslabón más débil de la cadena de trabajo? ¿El cheque-bebé es la piedra angular del Estado del Bienestar? ¿La carretera de la Espina a Ponferrada es la vía del progreso? Llevar a cabo el plan de austeridad será extremadamente difícil.