Controversia parlamentaria sobre el déficit público entre Jaime Rabanal y Alejandra Cuétara. La portavoz del PP achacó al consejero de Economía haber ocultado facturas sin pagar de la Consejería de Salud por valor de 67,9 millones de euros. Rabanal aseguró que los pagos se habían realizado con el trasvase de recursos (101 millones de euros) realizados en el verano pasado a la Consejería de Salud, provenientes del resto de departamentos del Principado.
Como la peripecia concreta de esas facturas no da para mucho más, los dos políticos pasaron a discutir sobre el déficit en general, reivindicando la diputada Cuétara la Ley de Estabilidad Presupuestaria aprobada en la época de Aznar, que dio paso al déficit presupuestario de Zapatero. Según la portavoz del PP, ahora el Gobierno central cambia de política y ataca el déficit. Con respecto a Asturias, el PP quiere saber cómo se ahorran recursos reestructurando empresas públicas.
Si se quiere discutir sobre déficit y deuda pública, lo mejor es olvidarse de la Sindicatura de Cuentas. Por vía de ejemplo: de los muchos debates entre Zapatero y Rajoy sobre las cuentas públicas, nunca los informes del Tribunal de Cuentas tuvieron un papel estelar. Segunda premisa: las empresas y sociedades públicas asturianas aportan mucho morbo en plenos y comisiones de la Junta General del Principado, pero desde el punto de vista de la ortodoxia económica no alcanzan la categoría de anécdota. Como la quiebra fiscal es la segunda fase de la actual crisis económica en los países avanzados, estamos hablando de cuestiones centrales, así que el Parlamento asturiano debe abordar la cuestión con argumentos sólidos. El PP, como partido de oposición, debe llevar la iniciativa en los debates. Los preceptos de la estabilidad presupuestaria no los cumplió en Europa ningún país, empezando por Alemania y Francia. El déficit no llegó por afición de Zapatero sino por dos cosas: derrumbe de ingresos fiscales y subvención al paro. Lo que el Principado hizo mal fue aprobar un presupuesto expansivo, claro que ese error tiene arreglo: se dejan partidas sin ejecutar. Y el consejero Rabanal tiene un problema: la falta de mentalización de sus colegas para luchar contra el déficit; desde la consejera Noemí Martín, con un corazón tan grande que le impide acotar al gasto social, hasta otros consejeros que sueñan con carreteras que no se pueden financiar.