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Juan Neira

LARGO DE CAFE

PULSO ENTRE SOCIOS

La bajada del sueldo a los funcionarios no se aplicará en Asturias de forma automática como en otras regiones. El socio minoritario del Gobierno exige compensaciones fiscales para aceptar el recorte de los salarios. Jesús Iglesias pide que se aumente el gravamen del Impuesto sobre la Renta a todos los contribuyentes que ganen más de 60.000 euros. El coordinador general de IU lanza una advertencia: si se rechaza su propuesta los socialistas tendrán un problema grave en la Cámara. De esta forma amenaza IU con su proverbial capacidad para ser, a la vez, fuerza de Gobierno y grupo de oposición.

La novedad que propone introducir el presidente Areces en el IRPF consiste en establecer un tipo más alto para las rentas que superen los 100.000 euros. Puede criticarse la iniciativa por lo que poco que aporta a la recaudación fiscal; también cabe disentir de la medida, porque en realidad sólo está pensada para gravar los sueldos altos, pero no los grandes rendimientos de capital. Para entendernos: el prototipo del rico no es la persona contratada para trabajar por cuenta ajena, sino el ciudadano que participa en negocios que le proporcionan sustanciosas rentas o dividendos. Ahora bien, los 100.000 euros constituyen un listón alto, de forma que la inmensa mayoría de la población queda muy lejos de esa cuantía de ingresos. Sin embargo, la contrapropuesta de IU afecta a más gente, hasta el punto que implica en ella a familias de la clase media. De ese mensaje quieren huir los socialistas, que pretenden compensar las medidas menos sociales del ajuste fiscal (rebajas de sueldos, congelación de pensiones) con la penalización a un grupo muy reducido de contribuyentes.

Lo normal es que se hubiera negociado este asunto entre las dos fuerzas políticas para hacer pública una postura común. Lo ilógico es que cada uno fije su modelo de cambios fiscales, y constatadas las diferencias, se imponga la necesidad de negociar en una próxima reunión del Gobierno o entre grupos parlamentarios. Bien es cierto que llevada la discusión al Parlamento, si queda rechazada la propuesta de rebaja de sueldos, el Gobierno puede quedar políticamente derrotado, pero con unos cuantos millones de más en el Presupuesto. Aquí se mezcla todo: el recuerdo de la incineradora, la reforma fiscal, la rebaja de sueldos y la mirada puesta en la campaña electoral.

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por JUAN NEIRA

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