Para reducir el déficit público, Ovidio Sánchez propuso a Álvarez Areces, en una interpelación parlamentaria, que redujera el número de consejerías. El presidente del Principado argumentó que la Administración regional es muy austera y que el equilibrio de las cuentas se lograría a través del plan de ajuste fiscal contenido en el proyecto de ley remitido a la Junta General del Principado.
En ningún sitio está escrito cuál es el organigrama correcto de un gobierno. La práctica enseña que los gobiernos formados por varios partidos son más amplios que los ejecutivos monocolores. En Italia hubo gobiernos compuestos por cinco partidos que tenían varias decenas de ministros. En Asturias hemos conocido gobiernos, como el de Sergio Marqués, formados sólo por seis consejeros. Con más consejerías no le habrían surgido, quizás, tantos problemas. Al empezar el presente mandato, el Gobierno socialista tenía diez consejeros y el actual Gobierno de coalición mantiene el mismo número. Quedan once meses de legislatura y no parece aconsejable traspasar competencias de unos consejeros a otros para reducir el organigrama del Ejecutivo. En el próximo mandato es posible que el Gobierno regional tenga una composición más reducida.
En la lucha contra el déficit público el Principado se ha comprometido a reducir el actual presupuesto en 210 millones de euros. La rebaja en el sueldo de los funcionarios aporta 40 millones, el resto está por decidir, más allá de algunas referencias genéricas por capítulos presupuestarios, pero sin concretar en qué consejerías. Dentro de ese nivel de indefinición se han hecho repetidas alusiones a la reorganización del sector público, una labor que es más fácil de incorporar al discurso político que de realizar en la práctica. La filosofía de la Administración austera, con un nivel bajo de sueldos, está muy bien, pero cuando los ingresos de Hacienda han caído más de lo que estaba previsto habrá que tomar medidas efectivas para compensar su pérdida. Hay que especificar de dónde se obtienen los 170 millones restantes para completar el plan de ajuste. Más importante es, aún, que el Gobierno esté mentalizado para hacer otro recorte al final del verano, cuando no haya una correspondencia entre el gasto autorizado y los ingresos recaudados. Cualquier cosa, menos echar mano del endeudamiento.