En el Consejo de Política Fiscal y Financiera se ha aprobado, para este año, una nueva reducción del déficit de las comunidades autónomas, pasando del 2,5% al 2,4% sobre el PIB. Para el año 2011, el déficit deberá rebajarse otras tres décimas sobre las previsiones realizadas a principios del presente ejercicio. Todos los países de la eurozona se han comprometido a tener un déficit inferior al 3% en el año 2013, y para ello, hace falta que las tres administraciones (Estado, Autonomías y Ayuntamientos) hagan un esfuerzo simultáneo para reducir el gasto público y obtener más ingresos. En la previsión plurianual, las comunidades autónomas prevén un déficit del 1,1% en el año 2013, aunque si tenemos en cuenta los 25.000 millones de euros que tendrán que devolver al Gobierno central a cuanta de las liquidaciones presupuestarias de los años 2008 y 2009, el déficit será mayor.
El Principado ya había fijado una reducción del gasto de 210 millones de euros en el actual ejercicio, lo que significa cumplir con lo ahora aprobado: 2,4% de déficit. La rebaja del año 2011 puede significar un recorte adicional de otros 80 millones de gastos, aunque no pasa de ser una mera aproximación, porque depende de la recaudación tributaria y aún es pronto para hacer previsiones sobre ello.
La Comisión Europea controla al Gobierno central y le exige que detalle las medidas concretas que va a tomar para lograr bajar un 1,7% el déficit durante este año. La misma labor de exigencia y supervisión tiene que hacer el Gobierno de España con los ejecutivos regionales. No basta con hablar de guarismos, sino que hay que presentar un plan creíble y detallado de las partidas que se comprometen a reducir.
Todos los gobiernos están concentrados en la labor de reducir el déficit público. Sólo desde el pavor al comportamiento de los títulos de deuda en los mercados se entiende esta cruzada internacional por reducir el déficit. Hasta países que tienen un déficit muy bajo, como Alemania, luchan con denuedo por hacerlo más pequeño aún. En el caso de España, el intento por colocarlo por debajo del 3% es un objetivo extraordinario, ya que con un 20% de desempleo es muy difícil reequilibrar las cuentas. Trabajar sin déficit es lo mismo que financiar una empresa con el dinero de la caja, como se hacía frecuentemente en el siglo XIX. Una cosa es adelgazar y otra sufrir anorexia.