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Juan Neira

LARGO DE CAFE

AUSENCIA DE CERTEZAS

En la Junta General del Principado se produjo el primer debate sobre el proyecto de ley presentado por el Gobierno regional para reducir el déficit público. Digamos que se trata de la iniciativa más importante presentada por el Ejecutivo de Álvarez Areces, en la Cámara, en lo que llevamos de año. Las medidas del Principado responden al ajuste fiscal del Gobierno de la nación, siendo obligada la inclusión del recorte del 5% en el sueldo de los funcionarios, entre el paquete de medidas. Otras propuestas son de cosecha propia del Ejecutivo asturiano, como la subida generalizada de impuestos. El objetivo final es contribuir a reequilibrar las cuentas regionales por un importe de 210 millones.

Los diputados del PP, Alejandra Cuétara y García Cañal, critican al Principado por actuar con improvisación, ya que hace un par de meses defendía otras propuestas. Desde las filas socialistas, Jaime Rabanal y Álvaro Álvarez consideran que la improvisación es la norma de esta época marcada por la incertidumbre, donde los gobiernos se limitan a gestionar la coyuntura dominada por los movimientos de los mercados. Si miramos a los países de la UE, el paisaje es homogéneo: todo el mundo trata de reducir el déficit con disminución de gastos, rebajas de salarios y algunas alzas fiscales. Considerar que podemos aplicar recetas propias es un tanto ilusorio.

En el año 2009, instalados en la recesión, el discurso de los países avanzados fue el del gasto público. Había resucitado Keynes para la satisfacción de la izquierda. En España, se ejecutó una versión castiza del Keynesianismo, consistente en gastar 8.000 millones de euros en remodelar fuentes, aceras o cementerios. En la actualidad, Keynes quedó olvidado y todos los gobiernos vuelven al discurso del clasicismo: la estabilidad del presupuesto. La contradicción es flagrante, pero en la oscuridad no hay camino recto. España tenía dudosas razones para provocar un agujero tan grande en el presupuesto, como el realizado en el año 2009, pero ahora tiene poderosos argumentos para cerrarlo: hay una desconfianza generalizada sobre la capacidad de devolver los créditos pedidos. Asturias no es ninguna excepción. Hay que reducir el déficit con las mismas herramientas que el resto de los países. Lo único que no responde al diseño general es la subida simultánea de tantos impuestos.

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por JUAN NEIRA

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