La agencia de calificación de riesgos, Moody’s, ha rebajado la calificación crediticia de cinco comunidades autónomas (Madrid, Murcia, Castilla-León, Extremadura y Castilla-La Mancha). La agencia considera que estas regiones son menos solventes, así que a partir de ahora cuando acudan a los bancos para solicitar préstamos recibirán el dinero a un interés más alto. Esa es la primera consecuencia, pero no la única. La semana pasada la Generalitat de Cataluña trató de obtener un crédito de 1.000 millones de euros, y tras negociar con cincuenta bancos sólo logró que dos entidades catalanas le prestaran 350 millones. Grave es que el crédito sea más gravoso, pero lo verdaderamente problemático es que nadie quiera prestar dinero. El elevado déficit público del Estado y de las comunidades autónomas hace que el crédito se haya encarecido y las agencias puntúen más bajo la solvencia de las administraciones públicas españolas.
La agencia Moody’s ha apuntado que rebajará la calificación de España, como ya han hecho las otras grandes agencias internacionales. El bajo crecimiento de los próximos años, situado en el 1% hasta el año 2014, la dificultad para nivelar ingresos y gastos, y el impacto que tendrá la subida de los costes de financiación de la deuda, constituyen las razones que hacen recelar a Moody’s de la solvencia de las cuentas del Estado.
En amplios sectores de la izquierda y, particularmente, en el mundo sindical, se hace hincapié en los intereses espurios que tienen las agencias internacionales de calificación de riesgos. Hay muchos ejemplos que avalan la desconfianza hacia sus valoraciones. Es más que probable que estén trufadas de oscuros intereses. Pero es lo que hay. Las reglas de este mercado imperfecto no las creamos nosotros ni las podemos cambiar. Nos corresponde jugar. Las comunidades autónomas deben acometer una rebaja generalizada de gastos en casi todos los capítulos, incluyendo la venta de inmuebles. Cerrar los presupuestos con generosos déficit que se financian con más deuda es, en las actuales condiciones del mercado, un suicidio. Por esa vía pronto llegará el momento que nadie nos preste dinero para afrontar pagos. Asturias está mejor situada que la mayor parte de las regiones, pero tenemos los mismos deberes pendientes. La verdadera prioridad es la rebaja del déficit.