Con un comunicado insólito, los responsables de las juntas locales del PP de Gijón, Oviedo, Avilés y Mieres han rechazado la candidatura de Álvarez-Cascos a la Presidencia del Principado. Digo que es insólito porque ha sido enviado sin firma -aunque con el inconfundible estilo literario de Gabino de Lorenzo-, porque asumen una decisión que corresponde a los órganos regionales del partido y porque supone desdecirse de lo afirmado por esos mismos dirigentes (con la excepción de la representación gijonesa) hasta hace dos días. En el comunicado, los cuatro responsables aseguran estar de acuerdo con la dirección regional del PP, aunque ningún miembro de ese colectivo hizo manifestaciones, y durante el día de ayer se comentaba que Ovidio Sánchez estaba en el extranjero: ante un previsible conflicto es aconsejable estar lejos.
Las razones del rechazo son dos: la actitud del ex ministro de Fomento demandando que para encabezar la candidatura “había que ir a buscarle a casa” y el envalentonamiento de los seguidores de Álvarez-Cascos que convocaron actos públicos de homenaje al ex ministro. Según los responsables de las cuatro juntas locales, el propio Álvarez-Cascos ampara el proceder de sus seguidores, lo que podría desembocar en una ruptura del partido como ocurrió con Sergio Marqués.
Las supuestas razones políticas son meros pretextos. En ningún partido se pasa de apoyar a un candidato a denostarlo con argumentos tan fútiles. Hasta la fecha, sólo Pilar Fernández Pardo recelaba del retorno del ex ministro, por razones fáciles de comprender, dadas las pésimas relaciones que hay entre ambos. El resto apoyaba sin reservas a Álvarez-Cascos. Como los cuatro portavoces municipales no explicitan sus razones, nos obligan a adentrarnos en el campo de las hipótesis para entender lo que oculta el comunicado.
La secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, mantuvo siempre que la dirección nacional de Rajoy no había recibido ninguna propuesta de candidatura de Asturias, pese a que Ovidio Sánchez se trasladó a Madrid a presentar la propuesta de Álvarez-Cascos. Es probable que la dirección nacional del PP haya animado la maniobra de los cuatro dirigentes municipales. En cualquier caso, nada sería posible sin el concurso de Gabino de Lorenzo, hombre fuerte del PP regional.
El rechazo del ex ministro de Fomento obliga a la dirección asturiana del PP a presentar un candidato en los próximos días. La tarea que tenían pendiente, desde el Congreso regional del PP del año 2008, hay que solucionarla a prisa y corriendo. Necesitan con urgencia un nombre para cubrir el hueco del candidato vetado. Como De Lorenzo tiene la sartén cogida por el mango, la elección puede recaer en Ovidio Sánchez. Tiene en su currículo tres derrotas consecutivas en las urnas, pero para De Lorenzo es más importante controlar al candidato que alcanzar el gobierno de la comunidad autónoma. Si el encargo lo recibe Pilar Fernández cabría concluir que la operación ha sido ideada por Dolores de Cospedal, porque las organizaciones de Oviedo y Avilés no están por la labor de promocionar a la dirigente gijonesa.
Las consideraciones anteriores resultan de orden menor ante la perspectiva que abre el comunicado: la división del PP asturiano en dos bandos irreconciliables. Los seguidores de Álvarez-Cascos, entre los que se encuentran diputados y alcaldes, cuentan con el apoyo de la militancia, porque es el candidato preferido por las bases y los votantes del PP. Frente a ellos están los dirigentes de más peso de la organización regional. El conflicto entre los deseos del electorado de derechas y los intereses del aparato está servido. No es la primera vez que ocurre en el PP asturiano. Concluyamos: una vez más el PP hace todo lo que está en su mano para que gobiernen los socialistas.