El acto de entrega de la insignia de oro a Álvarez-Cascos de la Asociación del Día de Galicia en Asturias, permitió a los seguidores del ex ministro pasar de la recogida de firmas y el uso de internet a mostrar en el corazón de Oviedo el apoyo que tiene Álvarez-Cascos entre las bases del partido. Cualquier otro dirigente del PP asturiano no estaría en condiciones de recibir un respaldo tan apabullante. Al homenaje no mandó ninguna representación el Ayuntamiento de Oviedo, dada la postura beligerante que mantiene el alcalde con el político gijonés. Para Gabino de Lorenzo tuvo que resultar muy irritante contemplar cómo en plenas fiestas de Oviedo la gente de derechas acudía entusiasmada a respaldar al dirigente del PP que está empeñado en marginar.

Además de irritante, también tuvo que ser preocupante para el alcalde, porque en el Auditorio, y fuera del mismo, se concentraban ciudadanos que votaron siempre a De Lorenzo y no pueden entender la postura sectaria que mantiene frente a Álvarez- Cascos. Hace apenas un par de meses, Gabino envió una carta a los militantes de su partido diciendo en la primera frase que «Álvarez-Cascos no va a ser el candidato del PP al Principado», dando a entender que tiene plena capacidad de disposición sobre el partido. Es muy difícil que los militantes y votantes del PP que acudieron al homenaje vuelvan a dar su voto a De Lorenzo, así que en vez de presentarse a las elecciones respaldado por el tirón de un gran candidato regional, el alcalde de la capital va a perder votos entre los que eran sus incondicionales. Entre el proyecto del parking en el centro de la ciudad y el desafecto de sus propias filas se adivinan unos comicios complicados para Gabino.

Las características del homenaje impedían a Álvarez-Cascos realizar un discurso sobre el problema candente que afecta al PP regional. No obstante, el marco de fondo de las relaciones entre Galicia y Asturias le permitió hablar de la marginación de ambos territorios, por parte del Gobierno de Zapatero, y apuntar a las infraestructuras. La autovía del Cantábrico y el aparcado AVE del Cantábrico centraron la reflexión del ex ministro. Está claro que si los burócratas del aparato no le cierran el paso, el capítulo de las infraestructuras será el gran caballo de batalla de la campaña electoral. De Lorenzo prefiere hablar de los chiringuitos.