Cuando se empezó a especular con el regreso del ex ministro a la política asturiana, todos los pesos pesados del PP regional, con la excepción de Pilar Fernández Pardo, se mostraron encantados con el hipotético regreso. Luego cambiaron radicalmente de opinión, poniendo como argumento que Álvarez-Cascos venía a cortar cabezas. En todos los partidos, cuando hay un nuevo candidato se produce una renovación de equipos. A lo que aludían los pesos pesados del PP era a algo distinto, ya que comparaban el retorno del ex ministro con la pisada del caballo de Atila. Esta interpretación ocultaba la pretensión de los miembros de la dirección y de las principales juntas locales de cobijarse bajo del paraguas de Cascos para obtener votos, pero ocupando mayoritariamente las listas electorales. El ex ministro logra los sufragios y los perdedores de toda la vida pasan a ser mayoría en el Parlamento. La dirección para Ovidio Sánchez y el grupo parlamentario para Gabino. Cascos no aceptó el cambalache. Mientras no aparezcan nuevos datos esta es la explicación más plausible sobre el desencuentro de los jefes del PP asturiano y el ex ministro.
La carta de los seguidores hace mención a un apoyo incondicional y sin pedir prebendas. Las bases del PP, como las del PSOE, lo que quieren es ganar elecciones, no reservarse cuotas de poder.