Areces se prepara para iniciar la negociación más dura del año, con IU de interlocutor y los Presupuestos del Principado de tema. IU es el socio del Gobierno, el grupo con el que lleva Areces entendiéndose durante 24 años (la primera docena en el Ayuntamiento de Gijón y la segunda en el Principado), pero cuando toca discutir los Presupuestos se pone las pinturas de la oposición.
La negociación debe ser secreta, al menos eso es lo que desean las direcciones de los dos partidos (PSOE e IU), porque si los ciudadanos se enteran de los entresijos de las conversaciones las posibilidades de acuerdo se irían al garete. ¿Por qué no es conveniente que se sepa lo que cada grupo propone presupuestar de salario social o de gasto sanitario?
En la negociación, IU debe encontrar satisfacción a sus demandas, porque en caso contrario habría prórroga presupuestaria, pero los socialistas saben que hay una fórmula para que su socio quede contento sin descuajeringar el equilibro financiero de las instituciones autonómicas: poner una cifra irreal de ingresos que compense los gastos fantasiosos de IU. Al no recaudar el dinero, el gasto queda pintado en el presupuesto, sin posible ejecución. El socio minoritario salva el ego y el mayoritario gestiona con cifras reales que no se reconocen en el BOPA.
¿Quiere esto decir que se aprueban unos presupuestos irreales, imaginarios, imposibles de ejecutar? Así es, y no puede causar sorpresa, porque todos los años hay unos reajustes de cuentas a lo largo del ejercicio que hacen irreconocibles las cifras aprobadas en la Junta General del Principado. A Zapatero le ocurre lo mismo, pero por lo menos tiene un argumento de peso: los Presupuestos del Estado son fruto de las enmiendas pactadas con la oposición. Sin embargo, en Asturias, la ficción de las cuentas públicas proviene de asumir las exigencias de un grupo que está en el Gobierno.