El presidente del Gobierno ha desvelado que la reforma laboral no es un antídoto contra el paro. Al año de iniciarse la legislatura comenzó la negociación de la normativa laboral para impulsar la contratación de mano de obra. En España hay una tasa de desempleo que duplica la media europea, y la causa de ese diferencial reside un mercado de trabajo lleno de rigideces y desigualdades. Entre los expertos y políticos hay diferencias sobre las medidas concretas a introducir, pero unanimidad en el diagnóstico: lideramos el desempleo por culpa de las leyes laborales. Pudiera parecer una conclusión simplista, pero nadie se ha atrevido a contradecir a expertos y políticos.
Pues bien, a los dos meses de entrar en vigor la reforma laboral llega Zapatero para decir que la nueva normativa no es un freno para el paro. No puede hacer una afirmación de esa naturaleza y quedarse tan ancho. El presidente del Gobierno está obligado a señalar qué otras medidas hay que introducir para disminuir el desempleo. De momento debería de renunciar a las peroratas de feria: “la economía verde generará un millón de puestos de trabajo”, porque el drama del desempleo (hay más trabajadores que cobran subsidios sociales que el seguro de desempleo) es demasiado grande como para anunciar “crecepelos” económicos. La mejora de la situación no llegará de la mano de imposibles planes “E” ni por la vía de abaratar el despido, sino por la remoción de obstáculos, que van desde la universidad hasta los transportes. Más mercado y más competencia.
En el Congreso de los Diputados, Zapatero y Rajoy se enzarzaron en un debate sobre la coyuntura económica, y el líder de la oposición propuso como primera medida la dimisión del presidente del Gobierno. Según Rajoy, cometió tantos errores que debería dimitir. Zapatero contestó que al líder de la oposición no le preocupa el paro, sino dejar al presidente en paro. No está la situación para que los dos principales políticos del país hagan juegos dialécticos de salón. Con la crisis de la deuda soberana picando a la puerta, es absolutamente necesario que Zapatero y Rajoy pacten la reforma de pensiones, agilicen el proceso de concentración de entidades de crédito, pongan orden en el desbarajuste del sistema energético y moderen el gasto autonómico. El umbral de irresponsabilidad hace tiempo que quedó rebasado.