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Juan Neira

LARGO DE CAFE

CITA EN MADRID

La conferencia de Javier Fernández en el Fórum Nueva Economía levantó una gran expectación, con cientos de asturianos desplazados a Madrid para oír el mensaje del candidato socialista. Una destacada representación del empresariado regional asistió al acto, porque los argumentos del poder constituyen una referencia para los empleadores. Javier Fernández se mantuvo fiel a su estilo de exponer argumentos donde otros ponen titulares fáciles. Un discurso sin promesas, sin fórmulas prefabricadas para salir de la crisis, con apelaciones a lo que hay que hacer, no a lo que se quiere oír. Cuando entre en campaña electoral, el líder socialista tendrá que recurrir a otros registros, ya que es distinto hablar a un auditorio cualificado que hacerlo ante un público diverso necesitado de sensaciones positivas. Aún así, no creo que recurra a simplismos de campaña, como “para salir de la crisis hay que trabajar más”, “el problema de la energía se soluciona con centrales nucleares”, “la sanidad se arregla dejando elegir al cliente” o “los males de España son una herencia del PP”.

Desde una perspectiva política, la idea-fuerza de la conferencia fue la propuesta de un liderazgo compartido, realizada a los agentes sociales y económicos. Frente al atractivo del liderazgo personal y carismático, muy propio de épocas de crisis, la visión racionalista de una alianza con los protagonistas del mercado del trabajo, para superar la coyuntura más negativa que han conocido Asturias y España desde el inicio de la democracia. Para que una oferta de este tipo sea viable hace falta que tenga credibilidad él que la formula. La nutrida asistencia a la cita madrileña demuestra que las fuerzas vivas de la región ven en Javier Fernández el símbolo del nuevo poder. A partir de ahí, la complicidad de empresarios y sindicatos con el líder socialista es más sencilla, dada la rica experiencia de concertación social vivida en los tres últimos mandatos autonómicos.

Frente a la puesta en escena del candidato socialista, el PP regional atraviesa la situación más extraña que quepa imaginar. El partido está dividido, y la dirección regional se ha mudado al Ayuntamiento de Oviedo, donde se producen contactos entre ediles y diputados, con el objeto de evitar que vuelva Álvarez-Cascos a la política asturiana. Para ellos, la victoria del PSOE es un mal menor.

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por JUAN NEIRA

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