Jaime Rabanal ha entregado en la Junta General del Principado el proyecto de presupuestos para el año 2011. La norma en otros territorios es que en el Parlamento haya un amplio debate entre el Gobierno y la oposición, primero sobre la orientación de las cuentas y, posteriormente, descendiendo hasta el detalle con la presentación y discusión de enmiendas parciales. En Asturias, la secuencia es distinta: dura negociación en el seno del Gobierno y trámite de rutina en el Parlamento, donde no se aprueba ninguna de las enmiendas. La incapacidad para acordar modificaciones al proyecto en la Cámara podría verse como un desprecio a la oposición, pero no es esa la causa, sino la imposibilidad de cambiar una sola cifra para que no se desmorone el delicado equilibrio presupuestario alcanzado entre PSOE e IU.
La orientación de las cuentas del próximo año es de sobra conocida: recurso al máximo legal de endeudamiento, utilización de tributos medioambientales (novedosa ecotasa, elevación del canon de saneamiento) y prioridad en el gasto para la Dependencia, el salario social y la vivienda, así como el recorte de recursos en el resto de consejerías, incluyendo la Sanidad. Para cuadrar las cifras, el Gobierno regional recurrió a última hora a presupuestar una operación de venta de parte del parque de vivienda pública, que pudiera proporcionarle algo más de 100 millones de euros. En caso de no verificar la operación, el Principado dejaría de ejecutar parte de las inversiones productivas. Cualquier cosa menos tocar el gasto social.
En las disposiciones adicionales al presupuesto se da potestad al Principado para reorganizar el sector público. Aprobadas las cuentas, el Gobierno regional podrá fusionar, cerrar o privatizar las empresas públicas. Como la crisis económica ha llegado para quedarse, el Principado prepara el terreno para recortar el sector empresarial autonómico, que ha crecido en los años de bonanza, aunque en Asturias lo haya hecho en una dimensión inferior a otras regiones. No tenemos ingresos para mantener tantas estructuras, así que en los próximos años veremos menguar lo que la abundancia hizo crecer. Hay servicios que se pueden dar a través de los órganos propios del Principado y otras actividades se pueden cerrar o privatizar. La Administración, como la empresa privada, usará tallas más pequeñas.