El Gobierno ha tomado las medidas explicadas por Zapatero en el Congreso de los Diputados y ha anunciado la reforma de las pensiones para el próximo 28 de enero. Un paquete de propuestas que conllevan más ingresos, con la privatización de servicios y la subida de impuestos, y reducción de gastos, con la supresión de la paga de 426 euros para los desempleados que hayan agotado las prestaciones del paro y el cambio en las pensiones contributivas.
Desde el pasado 12 de mayo, quedó claro que el objetivo principal del Gobierno es reducir el déficit público, lo que se logra buscando nuevas fuentes de ingresos y recortando el gasto público. En un momento en que la viabilidad del plan de ajuste de España provoca dudas que repercuten en los mercados de la deuda pública, el paquete de medidas del Gobierno va en la dirección acertada. Sin embargo, no todas las propuestas merecen igual valoración. Privatizar parte de las infraestructuras aeroportuarias es una buena idea, así como rebajar el Impuesto de Sociedades, porque ayuda a las Pymes, que es lo mismo que velar por el empleo. Elevar la carga fiscal del tabaco es un acierto, porque de las grandes figuras impositivas del Estado, los Impuestos Especiales (tabaco, gasolina, alcohol) son los únicos que admiten un mayor gravamen. Distinta valoración merece la retirada del subsidio de los 426 euros, porque afecta a un colectivo muy desfavorecido. El 40% de la gente que está en paro vive en familias donde no trabaja ninguno de sus miembros, y no cabe retirar la vista ante esa realidad. No tiene sentido cortar esa ayuda y pasar la patata caliente a las comunidades autónomas, para que a través de sus servicios sociales arbitren medidas paliativas. Cuando un país goza de un alto nivel de empleo puede tener una baja cobertura para los parados, porque el desempleado pronto será contratado; pero cuando se tiene un 20% de paro hay que tener mucho cuidado con ese tipo de recortes.
Lo que da credibilidad a la política de equilibrio presupuestario es un programa firme de reformas con su calendario correspondiente. La reforma de las pensiones es un paso necesario. Sobran los mensajes contradictorios entre el presidente y el ministro de Trabajo. No se entiende el guirigay de voces sobre las pensiones, la fusión de cajas de ahorro y el modelo energético. Hay que establecer una hoja de ruta incuestionable.