El primer sondeo realizado tras la ruptura de Álvarez-Cascos con el PP anuncia un vuelco en el mapa electoral asturiano. El trabajo realizado por la empresa Sigma Dos para un rotativo madrileño, muestra que las elecciones autonómicas serán ganadas por la formación de Cascos, con una horquilla de 17 a 19 diputados, seguido por el PSOE con 13 o 15 escaños, y quedando el PP en tercer lugar con 10 diputados. IU obtendría 3. El 22 de mayo, el resultado de las urnas puede ofrecer enormes variaciones sobre esta prospección electoral, pero el valor que tiene el sondeo consiste en anunciar que la correlación de fuerzas en la Junta General del Principado será muy distinta a la habida en anteriores legislaturas. También del trabajo se desprende que el PP sufrirá un enorme castigo por la forma que ha tenido de resolver su crisis interna. La duda sobre si un grupo liderado por Cascos podría hacerse un hueco apreciable entre las fuerzas políticas tradicionales queda despejada. Se puede pretextar que ni el propio Cascos ha anunciado que va a formar un partido, pero todos los pasos dados por el ex ministro lo indican, desde la baja presentada como militante en el PP, pasando por la declaración política leída en Oviedo, hasta el carrusel de visitas a todo tipo de medios de comunicación.

Joaquín Aréstegui considera que “la llegada de Cascos a Asturias era una operación nacional contra el Rajoy”. El portavoz parlamentario del PP asegura que el objetivo de Cascos era hacerse con la dirección del partido, para organizar con otros territorios la lucha interna contra Rajoy. En el caso de que fuera cierta esa hipótesis, lo que ha logrado el aparato del partido es librarse de un rival interno para ganar un poderoso competidor en las urnas, que puede llevarle al fracaso electoral ¿Está el PP asturiano en condiciones de encajar otra derrota en las urnas, cuando el partido va a ganar por mayoría absoluta en casi todos las comunidades autónomas? ¿Cree alguien que va a avanzar la pretendida renovación con una fuerte pérdida de escaños?

Si la vuelta de Cascos a Asturias iba a crear un problema interno al PP regional, el éxito en las urnas del ex ministro traerá consecuencias más graves. La implantación parlamentaria de la formación casquista supone trasladar a Asturias el mapa electoral de la derecha en Navarra. La solución empeora el problema.