En el Comité Ejecutivo Nacional del PP no hubo apenas debate sobre la salida de Álvarez-Cascos del partido. Todas las encuestas coinciden en que Rajoy ganará las elecciones generales de 2012 con una mayoría holgada y no es el momento adecuado para abrir peligrosos debates internos. Dolores de Cospedal ha dicho que no harán nada por recuperar al político gijonés, evitando perder energías en una tarea imposible, porque si un dirigente rompe con su organización, tras más de tres décadas de militancia, no es para volver a las pocas semanas. Si Cascos hubiera dejado el PP por una rabieta, como dice Ovidio Sánchez, el disidente volvería al redil por su cuenta, pero el origen de la disputa es de contenido político, y es imposible que se sustancie sin pasar antes por las urnas. Con la nueva distribución de escaños en la Junta General del Principado, a lo mejor, llega el momento de tender puentes.
Dolores de Cospedal señaló que la medida se había tomado en función de los intereses generales. La secretaria general del PP no entró en concreciones. Álvarez-Cascos era el candidato más capaz para conseguir votos, como reconocieron todos los dirigentes del PP asturiano, durante meses, hasta que pensaron que su llegada podía acarrearles la pérdida de las poltronas. Entonces, si los intereses generales demandaban nominar a Pérez-Espinosa es porque según los jefes del PP la apuesta por Cascos comportaba algún riesgo. A falta de datos desconocidos, lo más probable es que la dirección del partido haya valorado que el bando aznarista quedaría reforzado con la vuelta de Cascos. En las renovaciones emprendidas por Rajoy en otras comunidades la vieja guardia del PP perdió peso. Opciones así se han tomado en otros partidos.
Como toda decisión tiene un coste de oportunidad, el reforzamiento del equilibrio interno en la dirección nacional se hace a costa de debilitar las expectativas del PP en Asturias, al prescindir del mejor candidato. La más que previsible presentación de una candidatura liderada por Cascos permitirá conocer en mayo si el cálculo de la dirección nacional fue correcto. Entonces será el momento de analizar si tener al ex ministro en una candidatura competidora es un peaje soportable con tal de evitar que en Asturias hubiera un barón autonómico. Una decisión valorada en términos de coste/ beneficio y medida en escaños.