Superado el susto de la pasada semana, De Lorenzo ha empezado a hacer declaraciones con el estilo elegante y diplomático que le caracteriza. Al conocer que Foro Asturias, el partido de Álvarez-Cascos, llevará las siglas de FAC, el alcalde ovetense se interrogó: “¿sabéis lo que significa fac en inglés? Pues eso”. Un mensaje de gran contenido político, que como tantas declaraciones ofensivas sólo daña el crédito del que lanza la diatriba. Desde que Alfonso Guerra dejó la primera línea de la política –hace ya veinte años-, no habíamos visto nunca a un dirigente político que hiciera mofa de las siglas de un partido.
El alcalde de Oviedo reapareció en la escena pública el mismo día que Cristina Coto dejaba de ser diputada en la Junta General del Principado, siguiendo los pasos de Pelayo Roces y Emilio Rodríguez. Son tres ya los escaños abandonados por diputados afines a Álvarez-Cascos. Nunca se había visto una renovación tan profunda de un grupo parlamentario en el último tramo de la legislatura. De tanto repetir el mensaje oficial del PP de apostar por la renovación, el cambio de caras se está produciendo en Asturias antes de confeccionar la lista electoral.
Aparte de mofarse de las siglas de un partido con el que va a competir en los comicios de primavera, De Lorenzo ha opinado irónicamente sobre el abandono de Cristina Coto, diciendo que era una gran pérdida para la política, como quedó demostrado en la Junta General del Principado. A eso se llama mentar la soga en casa del ahorcado, porque el déficit del PP en el Parlamento asturiano es clamoroso y no creo que sea imputable a Cristina Coto. Pese a contar con veinte escaños, el grupo parlamentario del PP ha tenido un protagonismo más propio de un variopinto grupo mixto, que de un partido que aspira a gobernar. El último ejemplo de su brillante ejecutoria estuvo en el debate presupuestario cuando pidió un recorte de mil millones de euros en las cuentas regionales, sin reparar en las necesidades de gasto que quedaban sin cubrir. Entre periódicas demandas de bajada de impuestos y reiteradas preguntas por el sueldo de González Marroquín, ya dejó cubierto el expediente parlamentario del control y la crítica al Gobierno. Las chanzas sobre Cristina Coto las realiza un alcalde que tiene por norma no acudir a los plenos del Ayuntamiento que preside ¿Cómo se dice eso en inglés?